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¿Por qué las barras de progreso siguen siendo tan erráticas?

Algunas parecen «inventar» su avance. ¿Por qué?

Barras de progreso

Existen ciertos elementos en informática que a pesar de los años nunca lograron mejorar. Al tope de la lista aparecen las impresoras, históricamente problemáticas y costosas… pero las barras de progreso no se ubican tan lejos que digamos. Imprecisas, erráticas y poco confiables, las barras de progreso parecen arrastrar cada aspecto negativo. ¿A qué se debe? Tom Scott lo explica en un breve vídeo.


Todos las hemos visto. Todos conocemos sus variantes. Una barra que crece de izquierda a derecha, un indicador de porcentaje en aumento, o una cantidad fija de megabytes por transferir. Las barras de progreso han recibido múltiples ajustes estéticos, pero su problema de fondo se mantiene intacto: No funcionan tan bien.

Obviamente, no se trata de algo nuevo o reciente. Los jinetes de MS-DOS recordamos muy bien a esas barras que parecían congeladas en la pantalla hasta que regresaban a la vida de golpe, y jamás podremos olvidar a los «cinco minutos más largos del universo» instalando versiones antiguas de Windows. Entonces… ¿qué sucede? ¿Por qué los desarrolladores no corrigen el problema?


El «problema» de las barras de progreso


Tom Scott lo explica de maravillas en uno de sus vídeos: La barra de progreso es necesaria para visualizar (en cierto modo) el trabajo que está llevando a cabo el ordenador, pero ese trabajo está dividido en múltiples fases cuya velocidad puede variar sin previo aviso. A diferencia de la barra de progreso en un vídeo (que es en esencia una sola tarea), la barra de un programa representa cosas como la descarga de archivos, su descompresión, su escritura en la unidad de almacenamiento, y la configuración del sistema operativo.

Y ahí es cuando la precisión vuela por los aires. La descarga de archivos depende de qué tan rápida y/o estable sea la conexión a Internet. La descompresión queda a cargo del procesador instalado y la cantidad de memoria disponible. La velocidad para escribir archivos puede tener enormes diferencias si se trata de un disco duro o un SSD, y no todos los sistemas operativos se encuentran en las mejores condiciones.



Alternativas populares como contar el número de archivos o la cantidad de megabytes a copiar mejoran un poco las cosas, pero el avance de la barra de progreso tampoco será suave que digamos. Algunos archivos son naturalmente más grandes que otros, y copiar muchos archivos pequeños toma más tiempo. Y hablando de tiempo, un reloj con «segundos restantes» está a merced de cambios espontáneos en el sistema. Por ejemplo, imagina que un programa tarda 60 segundos en copiar un archivo, pero Windows 10 decide descargar actualizaciones en segundo plano. ¿Adivina qué sucede con esos 60 segundos…?

Una de las opciones que propone Tom es simplemente calcular un promedio, o sea, tomar como referencia todo lo que el programa hizo en los últimos diez o veinte segundos, y desarrollar un «tiempo estimado» con esos datos. Así llegamos a una verdad fundamental de las barras: No necesitan ser perfectas ni avanzar de forma suave. Con indicar «progreso», es suficiente.


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Escrito por Lisandro Pardo

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