Es seguro asumir que la robótica es una forma de vida en Japón, y a través de ella hemos visto cosas impresionantes… aunque no todo cae en esa categoría. Mientras que son cada vez más los fabricantes que buscan orientar a la robótica hacia el mundo del entretenimiento, el Banryu apuntó a un mercado muy específico como es la seguridad hogareña. ¿El detalle? Se trata un triceratops tosco, muy lento, y casi le podríamos decir tierno…
En un mundo con la amenaza del delito siempre presente, un guardia de seguridad puede ser reducido, y caniches piraña asesinos pueden ser drogados con carne condimentada. Cuando los guardianes biológicos fallan y la tecnología no parece ser suficiente, es la robótica quien trata de dar una respuesta coherente. El problema es que cuando nosotros imaginamos una bestia metálica alta y poderosa, una especie de “NS-5” o al menos algo parecido a C-3PO que pueda empezar a gritar de terror apenas nota un intruso, nos encontramos con estas cosas. Obviamente, este Banryu no es único en su familia. TMSUK, la empresa responsable, lanzó el primer modelo en marzo del año 2002, en asocación con Sanyo y Omron, con un precio que excedía los 14 mil euros. Podían ser controlados por teléfono móvil y contaban con una cámara que tomaba fotografías del intruso…. y eso era todo, más allá de su velocidad de desplazamiento de tres metros por minuto.
Costaba más de 14 mil euros y una bola de pelusa podía moverse más rápido que él, pero eso no impidió a su fabricante desarrollar un modelo avanzado y lanzarlo al mercado en noviembre de ese mismo año. Podía evadir ciertos obstáculos (escalones de hasta diez centímetros, por ejemplo), también tenía control por móvil e incluso reconocimiento de voz, pero las novedades de este Banryu T73-S eran un modo automático de patrullaje, su sistema de detección de olores (combustión, principalmente) y una velocidad máxima de quince metros por minuto. Pesaba poco más de 35 kilogramos, por lo cual si se llegaba a quedar trabado en alguna parte no sería algo sencillo moverlo.
Triceratops, estegosaurio, o simplemente perro robótico, los modelos Banryu son, bueno, lo que sea que tu mente esté dictanto en este momento. No parece ser lo suficientemente seguro como para ser considerado un juguete (como el Kota de Hasbro, por ejemplo), y honestamente no podemos comprender el nivel de amenaza que uno de estos bichos podría representar para un ladrón con algo tan sencillo en sus manos como un bate de baseball. En fin, la página oficial del fabricante se ha convertido en una especie de blog con una sola entrada hasta ahora, y es evidente que la seguridad robótica no ha tenido el impacto suficiente… algo que de paso podríamos extender a toda la robótica.