Cuando los números no cierran, la competencia se hace mucho más dura de lo esperado, y no se encuentra la forma de monetizar apropiadamente a un producto, nunca faltan aquellas compañías que apelan a ciertas «modificaciones» en sus políticas, tratando de obtener beneficios adicionales con sus ofertas gratuitas. En esta oportunidad, quien ha quedado atrapado en la tormenta es AVG, revelando a través de su nueva política de privacidad que «podría» vender el historial de sus usuarios a terceros.
Hace unos pocos segundos recibí un correo electrónico por parte de Bitdefender, el cual sugiere una oferta de 15 dólares para proteger tres ordenadores por un año. La terminal en la que me encuentro escribiendo estas líneas utiliza la edición Free de Bitdefender, y es lógico que de vez en cuando llegue alguna promoción a mi casilla, recomendando herramientas aparentemente superiores. Esto es en esencia lo que el usuario promedio espera de un antivirus gratuito: Acceder a la protección, con el ocasional correo comercial, o una publicidad que se actualiza sola en la interfaz del programa. Claro que, si una compañía trata de ir más allá y tocar elementos que probablemente debería dejar en paz, la armonía del usuario se deteriora por completo.
Eso es lo que está sucediendo en estos días con AVG. Varios medios especializados recogieron de inmediato la actualización a sus políticas de privacidad que entrará en efecto el próximo 15 de octubre, y un descubrimiento en particular es perturbador: La compañía se reserva el derecho de vender «información no personal» a terceros. Si bien esta posible recolección ya existía en la edición previa de las políticas, estamos hablando sobre los historiales de búsqueda y navegación, el ID de publicidad vinculado al dispositivo, los datos del proveedor de Internet, e información relacionada con las aplicaciones instaladas en el sistema. En el espacio móvil, la recolección es aún más profunda, ya que puede incluir número telefónico, número SIM, IMEI y ubicación geográfica.
Los voceros de AVG han dicho que la compañía no aplicó ninguna de estas políticas hasta la fecha, y que el usuario tendrá la posibilidad de desactivar diferentes aspectos en el proceso de recolección (el clásico opt-out). Si bien están los que reconocen el esfuerzo de AVG por hacer sus políticas de privacidad mucho más claras, también encontramos a los que recomiendan alejarse de sus productos inmediatamente, como es el caso de Alexander Hanff, CEO de Think Privacy. Hanff no dudó en acusar a AVG de adoptar un comportamiento de spyware, y de abusar de la confianza del usuario. Esto nos encierra una vez más en el debate del «usuario», el «producto», y lo «gratuito». Y al mismo tiempo, debemos hacer la pregunta: ¿Qué está pasando con el resto de los antivirus…?