La idea de utilizar estiércol como combustible no es para nada nueva. Sólo necesita ser procesado de la forma correcta, y aplicado en un entorno capaz de utilizarlo. En el Reino Unido, dicho entorno es un autobús llamado Bus Hound, y demostró el enorme potencial del estiércol al batir el récord de velocidad (para un autobús de estas características, claro está), con una marca exacta de 123.57 kilómetros por hora.
Reducir el consumo de combustibles fósiles es una iniciativa que debe ir mucho más allá de cambiar el coche por la bicicleta. Es necesario no perder de vista a otros vehículos, como trenes, aviones, camiones, y todas las unidades terrestres dedicadas al transporte público de pasajeros. La gran mayoría de los autobuses devora diesel como si fuera una adicción, y el humo negro que despiden no es precisamente agradable. La adopción de los biocombustibles está lejos de ser perfecta, pero se trata de un paso en la dirección correcta. Aún así, nunca está de más considerar otras opciones. Una de ellas es el estiércol, más precisamente hablando, el estiércol generado por el ganado vacuno. Un estudio publicado en el año 2006 por Naciones Unidas indica que las 1.500 millones de cabezas de ganado existentes producen aproximadamente el 18 por ciento de las emisiones vinculadas a los gases de efecto invernadero, en este caso, metano.
La alternativa a dejarlo suelto en la atmósfera es utilizarlo de algún modo, y eso nos lleva al autobús Bus Hound, que recientemente batió un récord de velocidad. ¿Cómo se relacionan el estiércol, el metano, y un autobús? Básicamente, todo comienza con la digestión anaeróbica del estiércol en un biorreactor. Esto produce biometano, que a su vez es comprimido, licuado, y almacenado en siete tanques instalados sobre el techo del autobús. El resto del sistema no hace más que convertir al Bus Hound en un vehículo propulsado por gas natural comprimido (GNC), un sistema muy utilizado en Latinoamérica (Argentina y Brasil exceden las cuatro millones de unidades registradas) y una buena parte de Asia.
El Bus Hound no es el primer desarrollo que obedece a estos parámetros en el Reino Unido. El llamado Bio-Bus que une a Bristol y Bath utiliza desperdicio humano, tanto de comida como de… ya saben. Lógicamente, la Web ya está reclamando una competencia entre ambos autobuses, y también están quienes destacan que ambas soluciones continúan emitiendo dióxido de carbono. Sin embargo, dichas emisiones son un 30 por ciento más bajas, y el combustible proviene de desperdicio, por lo que hay mucho más por ganar.
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