Edgar Mitchell, uno los astronautas de la misión Apolo 14, declaró en una entrevista de radio que hemos tenido contacto con extraterrestres, aunque el tema ha sido negado por los gobiernos durante los últimos por 60 años. De ser cierto, los amantes de las conspiraciones le harían un monumento a Mitchell. Pero nosotros te damos 10 razones para no creerle.
Lo primero que nos llamó la atención de la noticia fue que el implicado no era un típico chalado por los ovnis, de esos que viven en una caravana, mientras persiguen supuestas naves cargadas de hombrecitos verdes. Esta vez, quien abría la boca era nada más ni nada menos que un astronauta de la NASA, participante de la misión Apolo 14. En principio, esto debería hacer que la noticia fuese, como mínimo, tomada con cuidado.
Edgar Mitchell, el astronauta que afirma la existencia extraterrestre
Edgar Mitchell, quien está llegando a sus 80 años de vida y tiene el récord de la caminata lunar más larga (de casi nueve horas y media), habló con el reportero de una radio norteamericana. Entre las frases mas sobresalientes de la entrevista, se puede mencionar esa que dice: “los extraterrestres son pequeñas personas que nos parecerían extrañas, con tecnología mucho más sofisticada que la nuestra” o la que asegura que “ésta información ha sido ocultada por todos los gobiernos, durante los últimos 60 años, pero finalmente se filtró y algunos de nosotros hemos sido muy privilegiados al haber sido informados.”
En este punto, las declaraciones de Mitchell ya no se diferencian demasiado de las del chalado de la caravana: los enanos grises de ojos grandes, la paranoia y el ocultamiento por parte del gobierno es parte de todas las teorías conspirativas. Por su parte, la NASA niega que se haya retenido algún tipo de información sobre la existencia de los extraterrestres.
Nosotros, movidos por un fuerte resentimiento hacia “los gobiernos que han ocultado esta información durante 60 años” y sobre todo a los que, cuando se deciden a comunicar sus secretos a algunas personas, no nos eligen a nosotros, hemos hecho una lista de los 10 motivos por los cuales creemos que los extraterrestres (que seguramente existen) no están viviendo entre nosotros. Veamos cuáles son:
Razón 1: Las distancias interestelares
Cualquier extraterrestre que se decida a viajar a la Tierra tiene que ser muy paciente. El viaje, ineludiblemente, sería muy largo. Algunas leyes de la física son inviolables, aún por la tecnología avanzada que supongamos puede tener ET. La velocidad de la luz es una de ellas.
Supongamos que una raza muy avanzada logra viajar a, digamos, la mitad de la velocidad de la luz. Necesitaría algunos años para acelerar hasta esa velocidad (y otros tantos hasta frenar) para evitar ser aplastado por su propio peso durante el proceso. Pero ese tiempo no es nada comparado con el tiempo de viaje.
Nuestra Galaxia mide unos 100.000 años luz de diámetro, y el sol está bastante alejado del centro. Si asumimos que ET parte de un planeta situado a un 5% de esa distancia de nosotros (sería, astronómicamente hablando, un vecino muy cercano), tendría por delante un viaje de 5000 años luz, o 10.000 si viaja a la mitad de esa velocidad.
Si quieres comparar, recuerda que la mayor velocidad alcanzada por una nave espacial terrestre es de poco más de 150.000 km/h. Esto es un 0.014 % de la velocidad de la luz y, por lo tanto, emplearía más de 700.000 años en llegar a una estrella situada a solo 100 años-luz de la Tierra.
Está bien, supongamos que tienen al Enterprise. Igual, el tiempo de viaje sigue siendo demasiado para llegar hasta aquí para esconderse durante 60 años.
Razón 2: Los motivos del viaje.
¿Para que vendría a la Tierra un extraterrestre? Los motivos incluyen la exploración de otros mundos, la colonización lisa y llana, la curiosidad científica, la ayuda tecnológica desinteresada, el intercambio de recursos, etc. Cualquiera de ellos sería muy difícil de llevar a cabo sin ser descubiertos.
Resulta difícil de creer, aun pensando como humanos retorcidos y mezquinos, que alguien se tome el trabajo de efectuar un viaje de 5.000 años (o más) de duración, y al llegar no decir “¡hola todos!”
Cualquiera sea el motivo del viaje, difícilmente se contentasen con contactar en secreto a algunos gobiernos. Además, esa teoría supone que son capaces de “comunicarse” y de distinguir a “un gobierno” del resto de los millones de habitantes del mundo.
Razón 3: Las filtraciones de información.
Mantener un secreto es difícil. Y si el secreto incluye la visita de seres inteligentes provenientes del espacio exterior, la empresa se torna prácticamente imposible. Cualquier persona normal tendría la necesidad de contar al mundo una noticia así.
Cuando Mitchell dice que “los gobiernos han mantenido esto oculto durante 60 años”, está queriendo decir que dos o tres generaciones de funcionarios, de varios gobiernos provenientes de diferentes partidos políticos (muchas veces con ideas totalmente opuestas) han sido capaces de evitar que tan fabulosa noticia se filtre.
La misma naturaleza humana (y la codicia que en mayor o menor medida todos tenemos) convierte la ocultación de un hecho así en algo altamente improbable. Cualquier diario pagaría una fortuna por una noticia como ésta. Si las fotos del nuevo hijo de una actriz de moda se pagan uno o dos millones, imagina lo que podría obtener el que filtrase una información semejante a la prensa.
Por último, si el gobierno de los Estados Unidos no pudo mantener en secreto las torturas a los prisioneros en Irak, ¿cómo podría hacerlo con algo de la envergadura de los alienígenas entre nosotros?
Razón 4: El ocultamiento de la astronave
Un viaje semejante requiere de un vehículo con características importantes. Es muy posible que un organismo inteligente, físicamente similar a los humanos (según Mitchell son “pequeñas personas”), tengan necesidades de alimentos y una expectativa de vida no muy diferente a la humana. Aún suponiendo que vivan 10 veces más que nosotros, el viaje requiere de varias generaciones de ET viviendo en la astronave.
Eso implica transportar importantes cantidades de alimentos, aire, combustible y seres, por lo que se necesita una nave de gran tamaño. Aún suponiendo que no descendieran en la Tierra con ella (técnicamente seria muy complicado), su presencia en el sistema solar no pasaría desapercibida.
Al fin y al cabo, cientos de cometas y asteroides de tamaños relativamente pequeños, que se mueven a velocidades relativamente bajas y sin el resplandor de sus motores detrás, han sido bautizados con el nombre del astrónomo aficionado que lo descubrió.
Cada noche miles de personas revisan el cielo desde sus casas, y otros tantos analizan fotos tomadas con los grandes telescopios terrestres y espaciales. Si ninguno de ellos se ha topado con una nave como esa, es posible que no esté ahí fuera.
Razón 5: Los beneficios de la conspiración
Supongamos que Mitchell dice la verdad. ¿Qué han ganado los gobiernos ocultando la existencia de ET? Si los extraterrestres están aquí, difícilmente tengamos alguien que se beneficie manteniéndolo en secreto. Ya sea que nos proporcionen tecnología exótica, o que nos exijan algo (recursos naturales, comida, etc.), difícilmente un gobierno obtenga una gran ventaja de mantener esto en secreto.
Veamos: en el caso de que nos hayan aportado una tecnología increíblemente sofisticada, alguna nación debería estar usándola para su beneficio. Si es tan importante como para mantener oculto su origen, sería algo sumamente revolucionario. Pero no hemos visto motores, chips, virus, vacunas, vehículos ni nada lo suficientemente avanzado o diferente a lo que la humanidad ha fabricado por si misma en los últimos 60 años.
Y si están saqueando el planeta, lo hacen realmente con mucha discreción. Al menos, no hemos visto las grandes naves de “V: Invasión Extraterrestre” succionando agua de los mares.
Razón 6: ¿Enanos grises?
Si Mitchell se hubiese referido a los extraterrestres describiéndolos de una forma diferente, su testimonio quizás hubiese sido más fácil de creer. Al fin y al cabo, los científicos Paul Davies y Charles Lineweaver publicaron, hace tiempo (en la revista Astrobiology), un estudio en el que postulan como probable la existencia de vida extraterrestre sobre la Tierra, pero habitando en las profundidades del mar y de la tierra, así como en las partes altas de nuestra atmósfera. Según ellos, durante los primeros tiempos de existencia, nuestro planeta se vio sometido a un intenso bombardeo de asteroides y cometas, que podrían haber transportado algún microorganismo alienígena a bordo.
Es una teoría difícil de comprobar, pero bastante mas fácil de creer. ¿Cuántos pasos evolutivos idénticos se necesitan para que ET se parezca a un humano? ¿Es, estadísticamente hablando, posible que se den en forma simultánea en diferentes planetas? Si vemos la increíble diversidad entre los cuerpos de los seres que pueblan nuestro planeta, a pesar de estar evolutivamente emparentados entre sí, resulta poco probable que ET sea un humanoide. Ni hablar si tenemos en cuenta al resto de los mamíferos y demás especies del reino animal. Ninguna es humanoide, salvo nosotros, que somos bastante diferentes uno del otro.
Razón 7: El Área 51
El lugar conocido como Área 51, una sección de la Base de la Fuerza Aérea de Nellis, propiedad del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, plantea un dilema. El almacenaje, examen e investigación de una nave espacial alienígena (incluyendo material supuestamente recuperado en Roswell), el estudio de sus ocupantes (vivos o muertos), y la fabricación de aeronaves basadas en tecnología alienígena son algunos de los tópicos más repetidos por los especialistas en ovnis de todo el mundo.
Pero si existe, y los seguidores y fanáticos de teorías conspirativas, ovnis y extraterrestres tienen razón, el gobierno no ha logrado ocultar a ET, y esta se convierte en otra razón para no creerle al astronauta.
Razón 8: Google Earth, o el “Big Brother” del siglo XXI
Tenemos que admitir que, si bien no puede mostrarnos toda la superficie del planeta, Google se ha encargado de catalogar fotografías satelitales con muy buena resolución de una buena parte del mismo. ET debería ser muy bueno jugando a las escondidas para no aparecer en alguna foto.
Por supuesto, no esperamos que aparezca saludando las cámaras, pero los usuarios han encontrado fotos de aviones, ruinas, oasis, e incluso a “Wally” sobre un techo. Nada más grande que un coche podría esconderse sin apelar a algún pixelado. Y son justamente esas zonas que Google Earth oculta las que mas atraen la atención, así que tampoco seria una buena idea ocultar algo de esa manera.
Y nombramos a Google porque, de alguna manera, es quien ha logrado poner imágenes de la Tierra, una al lado de la otra. Pero si además agregamos que no hay teléfono móvil sin cámara, hay cámaras de vigilancia en todas las esquinas, hay aficionados fotografiando el cielo constantemente, entre otras cosas, tenemos que preguntar: ¿Dónde están las imágenes? ¿Por qué son todas borrosas cuando los megapíxeles aumentan mes a mes? Hmmmmm… mucho realizador a lo Ed Wood.
Razón 9: Porque es sano
Suponer que existen ET entre nosotros, cuando no existe evidencia concreta, es suponer que todo lo que aprendimos del método científico, de las matemáticas, de la galaxia, del mundo y del orden de las cosas, está equivocado. Si un par de imágenes borrosas, videos de dudosa calidad y testimonios de astronautas a los que le hace falta prensa bastan para que admitamos algo así, es como que aceptar al creacionismo en las aulas escolares (cosa que se está haciendo).
Mirar para el otro lado cuando surgen este tipo de declaraciones, creerlas ciegamente, atenta contra todo lo que aprendimos, y nos obligaría a replantearnos todos nuestros logros como civilización, anulando por completo la base científica sobre la que medimos las cosas.
Una cosa es lo que queremos que sea, pero otra cosa muy diferente es lo que es. Aquellos que algunos llamamos, cariñosamente, realidad. El síndrome del Verdadero Creyente es peligroso para la humanidad toda y, como prueba, volvemos a mencionar: creacionismo en las aulas y, claro, la cienciologia (que además nos da malísimos actores).
Razón 10: ¿Por qué aquí?
Veamos: ET decide salir de casa, y elije como destino de su largo y agotador viaje a la Tierra. ¿Por qué venir justamente aquí? Es decir, la galaxia posee miles de millones de soles, y un número igual de enorme de planetas.
Pero ET termina desembarcando en la Tierra. Un lugar en las afueras de uno de los brazos en espiral de La Vía Láctea, con problemas graves de superpoblación, calentamiento global, falta de alimentos, guerras, contaminación, fundamentalistas religiosos y otras plagas igual de terribles. Y además, se queda aquí 60 años, en secreto. ¿Será por vergüenza? ¿ET teme que la comunidad planetaria le reproche la elección que ha hecho? ¿Habrá incluido una toalla en su equipaje?
Estos diez motivos que hemos enumerado, algo jocosamente, quizás sean inútiles. Es posible que la razón por la que no tenemos a ET viviendo en el cuarto del fondo sea mucho más sencilla. Tal vez, simplemente, Mitchell está algo confundido: ya está mayor, vivió una vida excitante, llegó a la Luna, y ahora, ve conspiraciones de hombrecitos de Marte por todos lados. Su cuarto de hora terminó y tal vez desea irse de la vida con el mismo glamour con el que la vivió.
Aun a riesgo de equivocarnos, nos parece más simple una explicación del tipo “Mitchell necesita sus últimos cinco minutos de fama”, que una conspiración intergubernamental para encubrir a ET durante 60 años.