Comida, ropa, armas, y ahora instrumentos. Las impresoras 3D no parecen tener límites una vez que los detalles para cada trabajo son ajustados correctamente. En esta oportunidad, un hombre llamado Olaf Diegel decidió llevar al extremo la tecnología de impresión 3D, creando nada menos que un saxofón funcional. Si tenemos en cuenta que es un prototipo, y que Diegel no toca el saxofón, la verdad es que suena fantástico…
La relación entre los usuarios y las impresoras 3D es cada vez más estrecha y compleja. La web está repleta de tutoriales, recomendaciones y modificaciones para exprimir al máximo a los múltiples modelos disponibles. Incluso he notado que algunos entusiastas construyeron sus propias extrusoras de plástico, con el objetivo de fabricar filamentos y reducir sus costos de impresión. Las impresoras 3D han llegado para quedarse, y su camino actual llevará inevitablemente a unidades más económicas y eficientes. Existen cuestiones de productividad y propiedad intelectual que preocupan a muchos fabricantes, pero deberán ser resueltas a su debido tiempo. Los usuarios no van a dejar de imprimir, sino todo lo contrario. Los objetos son más avanzados, y el proceso mejora con cada nueva versión.
Olaf Diegel es uno de los tantos entusiastas que disfruta del desafío que representa imprimir cosas que hubieran sido imposibles de crear algunos años atrás. Su trabajo incluye guitarras, carcasas para teclados y baterías, pero en esta ocasión, lo que hizo fue aceptar el reto del CEO de 3D Systems, Avi Reichental. Después de ver a sus instrumentos en la conferencia Euromold, Reichental le preguntó si no podía agregar un saxofón a la orquesta. Tras consumir semanas enteras tomando las medidas de un saxofón real y de diseñarlo en Solidworks, pasó su creación por una impresora 3D Systems sPro 230 (completamente orientada al uso profesional, dicho sea de paso), y el resultado es lo que acabas de escuchar en el vídeo más arriba.
Diegel explica que el instrumento está muy lejos de su versión final, y que le tomará varios meses más optimizarlo. Una de las limitaciones está en que diseñó al saxofón del mismo modo en que habría hecho a un saxofón convencional, cuando en realidad necesita adaptarse a los parámetros de una impresora 3D. Diegel espera que la próxima versión sea mucho más pulida, con un proceso de ensamblaje sólido y sencillo a la vez (en el prototipo debió usar banditas elásticas). Aún así, lo que hizo fue impresionante. Entiendo que una sPro 230 es imposible de adquirir para un usuario individual, pero los servicios de impresión 3D operan con otro presupuesto, y la idea de fabricar un saxofón a una fracción del costo no deja de ser tentadora…