Una mentalidad aguda y creativa que supo prever el futuro en sus escritos. El autor, normalmente reconocido por su novela 2001: Odisea en el espacio, murió hoy dejando un gran legado tras de sí.
Varias veces mencionamos los enormes parecidos entre la Ciencia Ficción y la realidad. Nos encanta descubrir que muchos autores han podido predecir en su imaginario el futuro de la tecnología. Sir Arthur Charles Clarke fue uno de esos autores y ha sido ampliamente reconocido por sus aportes a la ciencia (y al placer de los lectores).
Arthur C. Clarke: escritor visionario
Clarke escribió más de 80 libros de ficción y temas reales, más de 100 historias cortas y cientos de artículos y ensayos. Mientras sus novelas más famosas son “El fin de la Infancia”, “Cita con Rama” y “2001: Odisea en el Espacio” (ganando premios como el Nebula, Hugo, CBE y siendo nombrado “Gran Maestro” de los escritores de ciencia ficción en EEUU) el reconocimiento del mundo académico vino de la mano de un concepto sobre telecomunicaciones satelitales publicado en la revista “Wireless World” en 1945.
En su escrito, basado en el concepto de los satélites geosíncronos, Clarke propagó la idea de que serían ideales para una red de telecomunicaciones mundiales basadas en satélites orbitando la tierra a 22.300 millas de altura. No satisfecho con ser el padrino de las telecomunicaciones satelitales, también escribió novelas que describen detalles técnicos e implicancias sociales de los vuelos espaciales y uso de cohetes. En reconocimiento a estas contribuciones, la órbita geoestacionaria es oficialmente reconocida como “órbita de Clarke” por la Unión Astronómica Internacional y fue convertido en socio honorario del Instituto Estadounidense de Aeronáutica y Astronáutica.
Fue especialista de radares en la segunda guerra mundial, se graduó en Matemáticas y Física en el King’s College de Londres y fue presidente de la Sociedad Interplanetaria Británica. En 1958 comenzó a escribir ensayos en varias revistas que se convirtieron luego en el libro “Perfiles del futuro” que describen sus visiones e invenciones (entre las que pueden encontrarse alunizajes, máquinas traductoras, vida artificial, inmortalidad, energía inalámbrica, inteligencia artificial que supera al hombre, entre otros)
La visión clara y optimista de Clarke sobre las formas en que la ciencia podía mejorar la exploración humana le ganó el respeto de la comunidad científica. Y aunque sus aportes en el tema han sido muchos, él atesoraba su vuelo literario: “A veces me preguntan cómo me gustaría ser recordado. Tengo una carrera diversa como escritor, explorador submarino y promotor espacial. De todas estas cosas, me gustaría ser recordado como un escritor”, dijo Clarke recientemente.
Afectado desde 1988 por un síndrome postpolio, Clarke continuó su trabajo conminado a una silla de ruedas. Murió a los 90 años por problemas respiratorios en Sri Lanka, hoy, 19 de Marzo, a la 1:30AM. Seguirá siendo recordado, si no por sus talentos, por sus visiones a medida que se vayan haciendo realidad.