La noticia cruzó la Web de punta a punta, y los principales medios del mundo la presentaron como novedad absoluta: Bill Gates, ex CEO de Microsoft transformado en filántropo, habría decidido invertir 645 millones de dólares en el superyate ecológico conocido como Sinot Aqua, un híbrido entre nave espacial y ciudad privada flotante que utiliza un sistema dual de electricidad e hidrógeno para su propulsión. Aquí en NeoTeo llegamos un poco tarde a la noticia, pero llegamos con la verdad: Bill Gates no tiene nada que ver con el yate. Es apenas un concepto, y la compañía niega cualquier vínculo con el magnate…
¿Por qué se esparció tan rápido entonces? Por un lado, nadie niega la extrema facilidad con la que se distribuyen las fake news en estos días, y por el otro, debemos considerar una posibilidad: La noticia tenía cierto sentido. Me refiero a que Bill Gates ha reconocido en más de una oportunidad los riesgos asociados al cambio climático (aunque su filantropía se enfoca más sobre la salud), y definitivamente tiene la capacidad económica para realizar semejante inversión.
Sin embargo, los representantes de Sinot Yacht Architecture & Design publicaron un breve comunicado en su página oficial el pasado 10 de febrero, en el que niegan cualquier vínculo con el señor Gates o sus representantes, y que el concepto Aqua no fue vendido. De hecho, el hipotético superyate fue presentado en el Monaco Yacht Show 2019, y continúa en pleno desarrollo. Despejadas todas las dudas y cumplida la petición de Sinot de aclarar el malentendido, ¿por qué no hablamos del yate en sí?
112 metros de largo, dos propulsores de maniobra de 300 kilovatios cada uno, dos motores principales de un megavatio por unidad, un propulsor Voith Schneider de 550 kilovatios, celdas de combustible con tecnología PEM de 4 megavatios, un superpack de baterías de iones de litio de 1.5 megavatios-hora y dos tanques gigantes para almacenar hidrógeno líquido definen las características técnicas del Aqua.
En cuanto al diseño general del yate, sus responsables buscan reducir al mínimo la distancia entre los pasajeros y el agua, combinando una serie de plataformas que finalizan en una sección de natación ubicada casi al nivel del mar.
Las formas circulares son una prioridad tanto en el exterior como en el interior del Aqua, dominando portales, pasajes, escaleras, la zona de hidromasaje, y el gimnasio. Y para el dueño, todo un pabellón exclusivo que ocupa la mitad delantera de la cubierta superior. Libertad, amplitud y privacidad a la vez.
En otras palabras, tal vez Bill Gates no haya expresado interés en el Aqua, pero algo me dice que un par de jeques árabes están haciendo sonar teléfonos. Si lo construyen, será una criatura única en el mar…
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