Cuando un conocido jugador en el mercado de la informática y la tecnología debe mantener niveles de producción suficientes para satisfacer las demandas de sus clientes alrededor del mundo, suele recurrir a la mano de obra oriental que durante los últimos años ha garantizado grandes volúmenes de producción a costos reducidos. Sin embargo, el flagelo del trabajo infantil afecta a estas y otras regiones del globo, y el gigante de Cupertino no ha quedado libre de ello. En un reciente comunicado, Apple debió reconocer que tres de sus proveedores en oriente habían contratado a menores de edad para producir partes destinadas a la fabricación de sus iPod y iPhone.
El trabajo infantil sigue vigente en numerosas partes del mundo. En algunos casos es con consentimiento de los padres, ayudando en tareas de agricultura o aportando asistencia en negocios familiares, pero en muchos casos son forzados bajo amenaza de violencia físico/mental, y obligados a realizar tareas denigrantes como la prostitución. Algunas regiones, como el caso de Estados Unidos, toman a los dieciséis años como edad mínima para que un joven pueda trabajar de forma legal y sin necesidad del permiso de sus progenitores. Se estima que el 22 por ciento de la mano de obra en Asia proviene de menores de edad, por lo que no sorprende que varias empresas de Occidente se vean involucradas en duros cruces y declaraciones que las ubican como promotoras del trabajo infantil. No es la primera ocasión en la que Apple se encuentra en esta posición. Durante el año 2008, Apple debió admitir que había 25 menores de edad entre los empleados de sus proveedores. Ahora, el gigante de Cupertino debe reconocer una vez más que han detectado al menos once menores de quince años entre las filas de tres de sus proveedores de partes en Oriente.
Una típica acción entre muchas empresas de Occidente es tercerizar la fabricación de partes. Es innegable que la mejor relación entre costo, calidad y velocidad de entrega sólo puede hallarse en países de Oriente como China y Malasia, por sólo nombrar a dos de los países que casi siempre aparecen marcados en los productos que se adquieren en esta parte del globo. La detección de estos menores surge a partir de una auditoría general hecha por Apple a 102 plantas proveedoras de partes para productos como el iPod y el iPhone, que tuvo en cuenta los valores y registros del año pasado. Además de la presencia de menores entre sus empleados (que ya han cumplido la mayoría de edad o abandonado las fábricas), también se han detectado otras irregularidades. En 55 de estas plantas se violó la disposición en la que se prohibía que los empleados trabajaran más de sesenta horas semanales. En territorio chino, el máximo de jornada laboral semanal es de 49 horas.
Entre el resto de las infracciones se han registrado pagas inferiores a las acordadas (el salario mínimo en China es inferior a 90 euros mensuales), y falta de prestaciones en materia de seguros laborales. Aún así, Apple seguirá recurriendo a estos proveedores para abastecerse de las partes necesarias para sus productos. Después de esta auditoría y el "mea culpa" presentado a la prensa, es probable que en Cupertino se proceda a aplicar mayores restricciones a los proveedores para que obedezcan las directivas establecidas. Sin embargo, más probable aún será que volvamos a ver pronto otro caso como este, y no necesariamente involucrando a Apple. Las empresas de Occidente parecen incapaces de ejercer un monitoreo constante, y nunca falta un inescrupuloso capataz de fábrica que encuentra otro par de manos adicionales para ganar más dinero.