Hace apenas un mes que el iPod Touch de una chica británica por poco le explota en la cara. Se salvó gracias a la perspicacia de su padre que apartó el aparato de su hija y lo arrojó al patio trasero de su casa, estallando sin provocar daños a nadie. Después del suceso, Apple ha tratado de silenciar el desastre ofreciendo al dueño del iPod una cantidad de dinero por mantener el secreto de por vida. Está claro que al señor que intentaron sobornar no le pareció adecuado el trato.
El británico Ken Stanborough empezó a desconfiar cuando escuchó un silbido proveniente del iPod Touch de su hija de 11 años. Ni corto ni perezoso, lo tomó y comenzó a observarlo con creciente cautela porque, como declara, notó que se le empezó a calentar en la mano y hasta dice que vio salir vapor del aparato. Ante semejante panorama, digno de una película de James Bond, este autónomo de 47 años que trabaja en seguridad electrónica, agarró el iPod y lo lanzó sin contemplaciones al patio trasero de su casa. Cuenta nuestra particular “agente especial por un segundo” que "en unos 30 segundos se escuchó una explosión y vi una bocanada de humo y cómo el aparato saltaba por los aires hasta unos 3 metros de alto". No sabemos qué habría pasado si el peligroso dispositivo le hubiera explotado a la niña en las manos o en la cara, pero sospechamos que el resultado habría sido muy del agrado para un guionista de películas de terror.
Tras el incidente, Stanborouh contactó con la tienda donde le había vendido el instrumento (con valor de unos 130 euros) y también habló con el fabricante, que le aseguró que la compañía no tenía ninguna responsabilidad con respecto al desgraciado suceso pero que se ofrecían a desembolsarle una cantidad de dinero a cambio de que no difundiera la noticia. Esa era la sinuosa condición que le imponía Apple si este hombre aceptaba el dinero: debía guardar el secreto y no hablar nunca más del asunto o la empresa le podría demandar por hacerlo. Esto alarmó al dueño del iPod que le parecía demencial tener que aguantar toda la vida sin que ni él, ni su mujer ni su hija pudieran decir jamás nada del incidente, ni aunque fuera de forma accidental. "Si dijéramos algo sin darnos cuenta, no importa el qué, podrían demandarnos. Me pareció espantoso" comentó el padre. Y eso que, según asegura, no había pedido ninguna compensación, tan sólo que le devolvieran el dinero. Después de esto, Stanborough decidió contar lo ocurrido y los medios de comunicación se han hecho eco de esta noticia. Apple no ha querido realizar ningún comentario con la excusa de que aún no han examinado el aparato.
No son raros los casos en que las baterías de litio han sido las protagonistas de accidentes similares. Recordemos que en 2006, Apple y Dell tuvieron que reemplazar millones de baterías de iones de litio debido a problemas de sobrecalentamiento en los ordenadores portátiles. Se han documentado casos de otros usuarios con iPod que han sufrido situaciones parecidas a las de Stanborough pero el índice de casos totales no es motivo de alarma teniendo el cuenta el enorme número de unidades vendidas, según alega la agencia norteamericana responsable de la seguridad de los productos de consumo, que ha sido la responsable de analizar el malfuncionamiento de los iPod. De todos modos, no hay que asustarse. Aunque entendemos que llevar una bomba portátil en el bolsillo no es plato de buen gusto, hay que saber que estas cosas suceden muy de vez en cuando y ponen medios rápidamente para que no vuelvan a pasar. ¿Y ese silbido que estoy escuchando?…Sólo era la cafetera. Que susto. Por un momento pensé que tenía un iPod.