Luego del éxito obtenido por su primer producto -el Apple I– los “Steves” querían conquistar el mundo. Pero para ello necesitaban un ordenador más potente, con un mejor aspecto y que fuese fácil de utilizar por la mayor cantidad posible de personas. Nuevamente le tocó a Wozniak sentarse en la mesa de diseño, y otra vez el resultado fue espectacular: impulsado por un MOS 6502 de 8 bits y con una carcasa plástica de color beige que ocultaba hasta 48KB de memoria RAM, nacía el primer integrante de la familia Apple II, cuyos miembros serían comercializados entre 1977 y 1993.
El Apple I se había convertido en un “éxito de ventas”, a pesar de lo modesto que pueda parecer hoy (que se venden cientos de miles de iPads en las primeras horas de su lanzamiento) vender unas doscientas unidades de un producto a lo largo de toda su vida comercial. Lo que ocurre es que en esa época los ordenadores personales eran prácticamente desconocidos, su precio sumamente elevado, y la gente aún no terminaba de enterarse de que podía tener uno en casa. Cuando en la recién nacida Apple se dieron cuenta que diseñar y fabricar ordenadores podía convertirse en una verdadera mina de oro, se pusieron a trabajar en un nuevo ordenador destinado a reemplazar al Apple I. Esta vez sería un producto diseñado desde cero para ser comercializado, y dispondría de todo lo que un usuario hogareño podría necesitar. Steve Wozniack se encargó del diseño del nuevo ordenador, y puso en el todo lo que no había podido incluir en su primera maquina.
El Apple I era una máquina construida a mano destinada básicamente a los aficionados que ya habían tenido algún contacto con los ordenadores. El Apple II, en cambio, fue un verdadero producto de producción masiva. Se convirtió en un ordenador extremadamente popular entre los usuarios hogareños pero -sobre todo a partir del lanzamiento de la hoja de cálculo VisiCalc– también se vendió muy bien entre los los hombres de negocios. Para lograr semejante revolución, Apple utilizó magistralmente las técnicas de marketing. Woz y Jobs se complementaban perfectamente. El excelente diseño del primero no hubiese sido más que una curiosidad si no hubiese contado con el empuje de Jobs, que junto a la agencia de publicidad Regis McKenna, que había diseñado para Apple el logotipo de la manzana mordida original (de color verde), se encargó de detalles completamente ajenos a la tecnología que había hecho posible el ordenador pero que impactaban visualmente en sus clientes. Así fue como insistió en resaltar la capacidad de mostrar colores del Apple II, colocándolo en un caja blanca en la que se destacaba una nueva versión de la manzanita, esta vez con los colores del arcoiris. Apple prestaría siempre mucha atención a estos detalles, algo que puede verse también en las primeras publicidades del Apple II aparecidas en las ediciones de 1977 de la revista Byte.
¿Que hacia tan especial al Apple II? En primer lugar, ya no hacia falta que el usuario se procurase una carcasa y una fuente de alimentación para su ordenador. El Apple II era del tipo de “enchufar y usar”. Aún seguía siendo fácil retirar su tapa y acceder a su interior, pero no era un cacharro que desentonase en un hogar u oficina. Y en segundo lugar, su potencia -haciendo la comparación con otros ordenadores de la época- no era precisamente despreciable. Su placa base, en la que se encontraba el microprocesador MOS 6502 corriendo a 1 MHz, contaba con ocho ranuras de expansión y hasta 48 KB de memoria RAM. Pero lo que lo convertía en un verdadero objeto del deseo era su capacidad para desplegar colores y gráficos de alta resolución, su generador de sonidos y el lenguaje de programación BASIC (Integer BASIC) incluido. A diferencia de ordenadores como el Altair 8800, que estaban principalmente dirigidos a ingenieros y aficionados, el Apple II era un producto destinado a las masas.
A lo largo de unos 15 años de historia, Apple comercializó una gran cantidad de modelos diferentes de su “Apple II”. El original, puesto a la venta el 5 de junio de 1977, utilizaba el mencionado microprocesador 6502 de MOS Technology a 1 MHz, disponía de 4 Kilobytes de RAM, el lenguaje de programación Integer BASIC en sus 12 KB de ROM y un conector para utilizar un grabador de casetes de audio como dispositivo de almacenamiento de datos. En cuanto al vídeo, una de las características más sobresalientes de este ordenador, era capaz de mostrar 24 líneas de 40 columnas de texto en mayúsculas sobre un monitor o aparato de TV, gracias a un modulador de RF. El precio de lanzamiento para este modelo fue de 1.298 dólares, y la versión con 48KB de RAM podía conseguirse por 2.638 dólares, monto que sirve para darse una idea de lo que costaba la memoria por aquellos años.
El éxito del Apple II atrajo como moscas a muchos fabricantes, que comenzaron a diseñar placas de expansión o software para mejorar aun más las características del ordenador. Así fue como aparecieron tarjetas para mostrar texto en 80 columnas, otros lenguajes de programación, juegos y aplicaciones. Apple también desarrolló muchos periféricos, como el Disk II -una unidad de disco flexible de 5¼ pulgadas externa más una tarjeta controladora- que evitaba la agonía de las esperas interminables que tenían lugar cuando se intentaba cargar un programa extenso desde un casete de audio. Diseñada también por Woz, la interfaz del Disk II es considerada una de los más interesantes diseños electrónicos de la historia.
Tal como ocurriría años más tarde con el IBM PC, el diseño abierto y la inclusión de conectores de expansión hicieron posible la aparición de cientos de dispositivos que ayudaron a popularizar el Apple II. Si uno se pone a ojear una revista informática de fines de la década de 1970, verá una gran cantidad de anuncios destacando las bondades de productos para este ordenador, como controladoras de comunicaciones seriales, primitivas tarjetas de red y, un poco más tarde, hasta unidades de disco duro. Algunos llegaron a construir tarjetas de expansión dotadas de un microprocesador Z80, lo que brindó al Apple II la posibilidad de ejecutar programas desarrollados para el -entonces- muy popular sistema operativo CP/M.
Así fue como los usuarios de este ordenador accedieron a gestores de base de datos como el dBase II o el procesador de texto WordStar. A medida que fueron pasando los meses, el costo de los componentes utilizados en la construcción del Apple II fueron bajando de precio, a la vez que la competencia comenzaba a desarrollar productos que podrían desplazarlo del mercado. Esto hizo que Apple creara nuevas versiones de su ordenador, lo que originó una numerosa familia cuyo linaje se extendió hasta más o menos los primeros años de la década de 1990.
La primer revisión del Apple II tuvo lugar en 1979. Denominado “Apple II Plus”, incluía de serie el Applesoft BASIC -escrito por Microsoft- que hasta entonces solo se ofrecía como una mejora y que permitía entre otras cosas operar con números de coma flotante. La memoria RAM inicial era de 16KB (o 48KB, si estabas dispuesto a gastar un poco más) y podía ampliarse a 64KB. Este hardware hizo posible que la máquina de Apple pudiese correr los compiladores UCSD Pascal y FORTRAN 77, muy populares en aquella época. Durante tres años el “Plus” mantuvo a Apple entre los primeros puestos de ventas. Cuando su popularidad comenzó a declinar ligeramente se decidió bajar su precio, así fue como en 1982 se lanzó el modelo “IIe”, una versión que aprovechaba los nuevos chips disponibles en el mercado para reducir su número, el tamaño de la placa principal y -por supuesto- el costo final del ordenador. Este modelo, además de ser más barato, podía mostrar en la pantalla letras mayúsculas y minúsculas y disponía de 64 KB de RAM ampliables a 128 KB. El Apple IIe (“Enhanced A pple II”) fue el modelo más popular de la familia y es uno de los que más fácil se puede conseguir en la actualidad.
En mayo de 1984 se puso a la venta el primer modelo portátil de la familia, el Apple IIc. Su corazón era el microprocesador 65C02, una versión mejorada en tecnología CMOS del “viejo” MOS 6502 utilizado en los modelos anteriores. Las mejoras no terminaban allí: el IIc, denominado “Lolly” durante su desarrollo, era capaz de mostrar 80 columnas de texto sin la ayuda de placas extras, conectarse con otros ordenadores mediante una la linea telefónica gracias a su modem interno, acceder a unidades de disquetes desde su controladora integrada y mucho más.
Su diseño, más compacto que el de sus hermanos, limitaba bastante su expansión. En 1984 se presentó el que sería el miembro más poderoso de la familia Apple II. A pesar de que en 1894 la empresa había comenzado a comercializar el Macintosh -mucho más potente y dotado de una GUI– el éxito el Apple II no se había acabado. El Apple IIGS representó un cambio importante en la “familia”, ya que su microprocesador 65C816 contaba con registros de 16 bits y un bus de direcciones de de 24 bits. Corría a 2.8 MHz, tenía más memoria (256KB o 1024KB, expandibles a 8 MB), y una interfaz gráfica de usuario inspirada en la del Macintosh.
La ultima “encarnación” del Apple II fue el Apple IIc Plus de 1988. No era demasiado diferente al IIc, pero contaba con una novedosa unidad de discos de 3.5 pulgadas, incluía una fuente de alimentación interna y su microprocesador 65C02 marchaba a 4 Mhz. Era, tal como venia de fábrica, el modelo más veloz. Sin embargo, algunas tarjetas de ampliación como la RocketChip o la ZipGS permitieron a diferentes modelos del Apple II correr a 10 o 12 MHz. Apple aún fabricaría y ofrecería soporte para esta familia hasta más o menos 1993. Sin embargo, los tiempos habían cambiado y un ordenador que tenia sus raíces profundamente enterradas en los 8 bits reinantes a fines de la década de 1970 no tenia mucho futuro frente a “monstruos” como el IBM PC, el Macintosh o los Amiga.
Poco a poco los Apple II fueron desapareciendo de la escena, y a pesar de que se vendieron millones y que muchas empresas incluso fabricaron clones de ellos, hoy hay mucha gente que jamás oyó hablar de estos ordenadores. Sin embargo, fueron una parte muy importante de la historia de los ordenadores personales. ¡Hasta la próxima semana!