Algunos países ejercen un control absoluto sobre el acceso a Internet, y cuando la comida se quema, sus intrépidos líderes no tienen mejor idea que bajar la palanca, imaginando que el resto del mundo no se va a enterar de lo que sucede. Por supuesto, la falta de conectividad complica mucho las cosas, pero dos investigadores de la Universidad Tecnológica de Delft trabajan en una aplicación capaz de unir dispositivos móviles bajo una red punto a punto, y transferir entre ellos toda clase de contenido usando Bluetooth y NFC.
Uno de los ejemplos más escandalosos de censura en Internet sucedió a comienzos del año 2011, cuando el gobierno egipcio hizo desaparecer al país de la red de redes. El bloqueo duró poco más de una semana, pero en ese lapso de tiempo surgieron diferentes opciones para mantener conectada a la población, incluyendo servicios gratuitos de dial-up. Los dos objetivos principales de las autoridades cuando anulan el acceso a Internet es limitar la cantidad de información que se filtra al exterior, y reducir la capacidad organizativa de aquellos que deciden protestar. Lo que no terminan de entender las autoridades es que cuanto más aprietan el puño, más arena se escapa entre los dedos. Con esto quiero decir que estamos en el año 2015, y hay muchos dispositivos móviles allá afuera. Ante el primer indicio de presión, solo se necesita la herramienta adecuada para enfrentar la censura y resistir.
En eso trabajan Paul Brusse y Johan Pouwelse, dos investigadores de la Universidad Tecnológica de Delft. El concepto general de su proyecto ya puede ser explorado de cerca a través de la aplicación para Android conocida como Shadow Internet. Su descripción oficial nos habla de un software que permite a dos personas transferir datos «teléfono a teléfono» vía Bluetooth o enlaces NFC. No hay un límite de tamaño establecido, por lo tanto, si el plan es copiar un vídeo HD, solo requiere un poco de paciencia. Ahora, esta función no es más que la punta del iceberg…
En su forma final, la aplicación tendrá la capacidad de auto-compilarse y modificarse a sí misma para trabajar en diferentes dispositivos, además de cifrar el contenido y aplicar un camuflaje, de modo tal que aparezca en el teléfono como si fuera otra cosa (un bloc de notas o un reproductor, por ejemplo). El contenido más crítico y relevante para los usuarios sería transmitido por la aplicación de manera automática en toda la red ad hoc móvil, sin depender de la infraestructura tradicional. La visión de estos investigadores no es precisamente nueva (la compatibilidad de FireChat con WiFi y Bluetooth tuvo un gran uso en las protestas de Hong Kong), sin embargo, la gran diferencia es que la distribución de esta futura app será descentralizada, o sea, no se necesitará de Internet para descargarla o compartirla. Aún queda mucho por resolver, y el deseo es que jamás tengamos que usar algo así, pero será muy interesante verla combatiendo a la censura.
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