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Pioneros de la animación: Los primeros exploradores de un arte único

Verdaderos maestros de la precisión, los trucos visuales, y la improvisación

animación

La animación es una forma de arte cada vez más popular. Las producciones de alto perfil hacen explotar la taquilla, y la caída en los costos de las principales herramientas nos permiten disfrutar de una gran calidad aún en proyectos independientes. Sin embargo, los comienzos de la animación fueron mucho más humildes y sacrificados de lo que imaginamos. Desde dibujos a mano alzada hasta trucos con papel, los pioneros de la animación lograron dejar al mundo con la boca abierta, y establecieron una base esencial para todo lo que vino después. Hoy vamos a repasar la historia de cinco animadores.

Eadweard Muybridge (1830 – 1904)

La vida de Eadweard Muybridge podría ser adaptada al cine sin dificultades. Llegó a los Estados Unidos en 1850, casi murió en un accidente de carro diez años después, se convirtió en fotógrafo durante su recuperación, mató al amante de su esposa en el ’74, e inició una expedición fotográfica por América Central un año más tarde.

Reclamó un lugar de privilegio en la historia de la animación con sus trabajos en locomoción animal, incluyendo su famoso Caballo en Movimiento, experimento que resolvió la duda del gobernador de California Leland Stanford entre 1872 y 1873, quien creía que los caballos colocaban las cuatro patas en el aire mientras corrían. Muybridge usó una configuración de doce cámaras, y durante los siguientes doce años se dedicó a perfeccionar su método, dando lugar a dispositivos como el zoopraxiscopio.

James Stuart Blackton (1875 – 1941)

Considerado «el padre de la animación estadounidense», James Stuart Blackton fue uno de los primeros (por no decir «el» primero) en fusionar las técnicas de stop motion y dibujos a mano alzada. Periodista e ilustrador, Blackton quedó expuesto a los conceptos iniciales de animación tras ver en acción al Vitascope de Thomas Edison en 1896.

Blackton y su socio Albert Smith adquirieron la tecnología, fundaron la American Vitagraph Company, crearon varios filmes basados en el popular personaje de la época Happy Hooligan, y en 1898 presentaron The Humpty Dumpty Circus, un filme que lamentablemente se perdió.

El mejor registro que tenemos de la habilidad de Blackton es The Enchanted Drawing (1900), un corto en el que podemos apreciar al propio Blackton dibujando a un hombre sobre un lienzo, a quien le «roba» una botella de vino, su sombrero, y un cigarro.

Émile Cohl (1857 – 1938)

Aunque su familia trató de convertirlo en joyero y vendedor de seguros, Émile Cohl hizo huellas muy profundas como caricaturista, bajo el ala de un gigante de la época, André Gill. El camino de Cohl hacia la animación quedó establecido en 1907 gracias a un incidente bastante colorido: La historia dice que el estudio Gamont robó el arte de Cohl para utilizarlo en la promoción de uno de sus posters, y en pleno reclamo, Cohl terminó siendo contratado.

El corto Vitagraph The Haunted Hotel de James Stuart Blackton tomó por asalto al mercado francés, y tanto Gaumont como Cohl se volcaron de lleno a la animación. El resultado fue Fantasmagorie, exhibido en agosto de 1908.

Varios historiadores del cine coinciden en que Fantasmagorie fue la primera proyección convencional de dibujos animados. Su desarrollo demandó más de 700 dibujos, y Cohl aplicó el llamado «efecto tiza», que consiste en filmar trazos negros con fondo blanco para luego invertir el negativo.

Zenas Winsor McCay (1867?/69?/71? – 1934)

Zenas Winsor McCay obtuvo gran reconocimiento a través de sus tiras cómicas Little Sammy Sneeze, Dream of the Rarebit Fiend, y su obra maestra, Little Nemo in Slumberland, tan popular en su momento que terminó adaptada a obra de teatro. Su entrada formal al mundo de la animación sucedió en 1911, inspirado por los folioscopios que su hijo traía a casa.

Lógicamente, su primer corto estuvo basado en Little Nemo, con 4.000 dibujos hechos en «papel arroz». Aún más impresionante fue lo que hizo en Gertie the Dinosaur, donde es posible disfrutar de fondos detallados, un efecto de profundidad notable, y una especial atención al movimiento muscular del dinosaurio. Esto requirió pura fuerza bruta, con más de 10.000 dibujos.

Lotte Reiniger (1899 – 1981)

Obsesionada desde pequeña con el recorte de papel chino y los títeres de siluetas, Lotte Reiniger tuvo un ascenso en verdad meteórico. Después de animar las ratas de madera en «El Flautista de Hamelin» de Paul Wegener y dirigir Das Ornament des verliebten Herzens en 1919, Reiniger tenía méritos de sobra para codearse con los grandes animadores alemanes de la época.

Finalmente, Reiniger reclamó su lugar en la historia al convertirse en la primera mujer que dirigió una película animada de duración completa, Las Aventuras del Príncipe Achmed. Cada escena y cada personaje hecho en papel negro era animado cuadro por cuadro, un trabajo tan arduo que necesitó tres años para completarlo (de 1923 hasta su debut en febrero de 1926).

Escrito por Lisandro Pardo

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