Existe una gran cantidad de distros de Linux disponibles, cada una de ellas con sus puntos fuertes y sus desventajas. Algunas son más fáciles de utilizar, otras ofrecen una compatibilidad superior, y otras son ideales para usuarios avanzados. El concepto de modularidad es probablemente una las virtudes más valiosas que poseen las distros de Linux, o sea, la posibilidad de instalar sólo los paquetes que son necesarios para cada aplicación y/o función. Esto habilita un enorme potencial de personalización en algunas distros, el cual está siendo explorado por openSUSE a través del servicio SUSE Studio. De una forma sencilla, un usuario puede personalizar a medida su copia del sistema operativo, escogiendo qué programas y qué paquetes serán parte del disco de instalación. El servicio se encuentra en fase beta, y aunque todavía posee algunos detalles por resolver, estamos frente a una gran idea que podría ser implementada sobre otras distros.
En cuanto a Linux se refiere, admito que hice mis primeras armas bajo Debian. Todavía me considero un novato (siempre aprendo algo nuevo), y más allá de la enorme funcionalidad que entrega una distro como Ubuntu, debo reconocer que me llevo muy bien con ella gracias a lo que he me ha enseñado un maestro tan estricto como Debian. Algo que aprendí y que disfruto de forma especial es utilizar imágenes que permiten una instalación mínima, y a partir de allí comenzar a instalar los paquetes que necesito para llevar al sistema a un estado más "amigable" con el usuario final. Obviamente, esto no es para todos. Los primeros pasos deben ser llevados a cabo en ese temido plano dimensional conocido como "terminal del sistema", en donde se puede llegar a escribir comandos dignos de una novela de H.P. Lovecraft. Existe una operación que va incluso más allá, y es la compilación de un kernel propio. Eso separa hombres de niños, y es algo que demanda mucha paciencia y un buen tiempo de lectura para comprenderlo e implementarlo.
Entonces, esto nos muestra que una distro de Linux puede ser personalizada, pero que dicho proceso suele ser más complicado de lo que el usuario promedio está dispuesto a aceptar. La gente detrás de openSUSE, una de las distros de Linux más importantes que existen, desde hace un tiempo ha mantenido activo un servicio conocido como SUSE Studio. Ya hemos hablado de él en el pasado, y lo que nos permite hacer es crear una versión personalizada de openSUSE, tomando como referencia a ciertas bases disponibles, y que a partir de allí podemos alterar de diferentes formas, agregando o quitando paquetes. También se puede especificar de forma anticipada algunos parámetros de configuración como el huso horario, la distribución de teclado, y hasta la configuración de la tarjeta de red. El servicio se encuentra en fase beta, pero de todas formas decidimos darle una probada.
La primera fase consiste en escoger una base para el sistema operativo, sea en 32 o 64 bits. Están disponibles tanto GNOME como KDE en materia de entorno gráfico, pero también puedes recurrir a una configuración mínima que sólo posea X. Además de openSUSE, también están disponibles SUSE Enterprise 10 y 11, aunque las opciones disponibles son reducidas en estos dos casos. El paso siguiente es ingresar a SUSE Studio propiamente dicho. El servicio es controlado a través de pestañas que revelan las diferentes fases de personalización existentes. Lo primero para hacer es asignar un nombre a la distro que vamos a crear. Puede ser cualquier nombre, y puede alterarse más adelante, por lo que sólo sirve como identificación. Puedes crear múltiples distros y mantener almacenados los "perfiles" para recrearlos cuando lo necesites. El volumen de datos máximo que SUSE Studio permite almacenar es de 15 GB, suficiente para una saludable cantidad de distros.
A continuación se llega a la sección de software. Muchos paquetes son agregados por defecto en la instalación base, pero es posible agregar más programas y más aplicaciones para ajustar a la distro a nuestras necesidades. Lamentablemente, en la mayoría de los casos los paquetes utilizan sus crípticos nombres originales, dejando a su descripción en un plano secundario. Creo necesario que toda la sección de software debería ser todavía más amigable con los usuarios. Agregar programas conocidos como Mozilla Firefox es algo relativamente sencillo, pero si la idea es quitar algunos de los paquetes que fueron escogidos por defecto, entonces habrá que pisar con mucho cuidado. Algo viable sería ocultar aquellos paquetes que son críticos para el funcionamiento de la distro y su entorno gráfico, de forma tal que los usuarios tengan menores posibilidades de quitar algo que los deje con una distro inservible. En nuestra prueba la personalización fue muy sencilla. Sólo agregamos a Firefox y a Abiword, ambos desactualizados en comparación con sus versiones actuales. La próxima versión oficial de openSUSE será lanzada la próxima semana, y tendrá algunas actualizaciones que esperamos se vean reflejadas en los repositorios también.
La pestaña de configuración permite ajustar parámetros como la distribución de teclado y el huso horario, además de la ubicación del usuario, el idioma, y dos detalles adicionales muy importantes: Los valores de la tarjeta de red, y el firewall. Por cuestiones de seguridad es más que recomendable mantener activado al firewall, a menos que por supuesto sepas exactamente qué es lo que estás haciendo. Sobre la tarjeta de red, todo depende de cómo se vaya a conectar openSUSE a Internet. En la gran mayoría de los casos, el modo DHCP debería cubrir cualquier necesidad de conexión, pero en algunos escenarios (como por ejemplo el nuestro) es necesario especificar un número de IP manual. De ser así, en esta fase ya puedes registrar el número de IP, la máscara de subred, la puerta de enlace, e incluso los valores de los servidores DNS. En caso de tener dudas en este aspecto, recuerda que puedes utilizar a OpenDNS, un sistema de servidores DNS muy rápido y seguro, que puede sacarte de más de un problema cuando los DNS de tu proveedor de Internet se van por el desagüe. El resto de las opciones contemplan cosas como la personalización del escritorio, la asignación de memoria en caso de estar creando una imagen para un entorno virtual, y la inclusión de "scripts" para personalizar aún más a la distro, aunque este punto es especialmente avanzado.
A la hora de crear la distro propiamente dicha existen varias opciones, desde un Live CD hasta una imagen preparada para pendrives USB, o incluso builds que pueden ser utilizados bajo entornos virtualizados como VirtualBox y VMWare. Cualquiera de las opciones es válida para probar a la distro modificada, aunque el hecho de utilizar entornos virtualizados puede ahorrarte la molestia de tener que grabar cada imagen a un medio óptico para poder utilizarlo. Claro que se puede usar el ISO de un Live CD en VirtualBox, sin embargo, por alguna razón ya está disponible su opción de forma directa. Deberás esperar unos momentos a que el sistema construya la distro. Usualmente la espera es de unos pocos minutos, pero esto es directamente proporcional a la cantidad de software que hayas agregado. Una vez finalizado el proceso, podrás proceder a la descarga con un enlace directo.
El resto de la historia nos lleva fuera de SUSE Studio, ubicándonos sobre el sistema operativo. Sea que hayas escogido un Live CD o una imagen para entornos virtualizados, si la selección de programas y las opciones de configuración fueron las correctas, entonces deberías poseer una distro funcional y sin inconvenientes. En caso de que falte algún paquete o dependencia, puedes intentar agregarlo al sistema a través de YaST, el centro principal de configuración dentro de openSUSE, pero si la ausencia es demasiado crítica, que no te sorprenda el hecho de tener que regresar a SUSE Studio para hacer una nueva distro. En caso de que no desees descargar la distro, puedes utilizar el novedoso sistema de prueba en línea que ofrece SUSE Studio. Su nombre es "testdrive", y aunque todavía posee serios inconvenientes de rendimiento, podemos decir que dentro de todo, funciona.
SUSE Studio es algo muy conveniente para personalizar una copia de openSUSE, y sería algo extraordinario que otras distros de Linux adoptaran sistemas similares. Si el usuario especifica qué es lo que desea, entonces se podría dar lugar a distros más pequeñas, descargas más cortas, ahorros de ancho de banda (algo muy importante para proyectos de código abierto), y otros beneficios. Sin embargo, SUSE Studio todavía se encuentra en fase beta, y hay que reconocer que se trata del extremo lejano de una beta. El sistema de inclusión de software tiene bordes muy filosos. A la hora de explorar los repositorios, el sitio ha experimentado algunos inconvenientes de rendimiento, y dicho sea de paso, la nomenclatura de los paquetes asusta un poco. También hemos notado que el instalador para la versión Live CD no es agregado por defecto. Esto debería estar en la distro apenas especificamos a un Live CD como imagen a crear, y no como una simple recomendación en color azul que sale a un costado de la pantalla.
En resumen, el concepto es bueno, pero tiene varios puntos para mejorar. Los usuarios con algunas horas de vuelo en Linux, y en especial sobre openSUSE, deberían poder divertirse con algo como SUSE Studio. El siguiente paso sería en trabajar para hacerlo más amigable con aquellos que no tienen un conocimiento tan profundo sobre paquetes y dependencias, pero que quieren dar los primeros pasos en una personalización de Linux de forma segura y fácil. SUSE Studio ha dado el primer paso: ¿Se imaginan algo parecido para distros como Ubuntu? Eso sería algo muy interesante de ver.