Se acercan tiempos muy interesantes para AMD. A pesar de la brutalidad del mercado, sus tarjetas gráficas han logrado conservar terreno frente a los tanques de Nvidia, y hoy podemos obtener muy buenos niveles de rendimiento a precios decentes. Sin embargo, la historia es diferente por el lado de los procesadores. AMD necesita volver a competir cuanto antes, y todas las fichas están puestas sobre la nueva generación Zen, que promete hasta un 40 por ciento extra de rendimiento en comparación con los núcleos Excavator.
En los últimos meses han circulado toda clase de rumores sobre AMD. Uno de los más recurrentes y preocupantes es que Microsoft podría comprar a la compañía, pero con el reciente descarte de la «operación Nokia» y su clara transformación en una empresa de software como servicio, la idea de «Redmond salvador de AMD» se diluye bastante. Aún así, este rumor se vio alimentado por la partida de Jim Keller, mente maestra detrás de los primeros Athlon, la famosa arquitectura K8, y las instrucciones x86-64. Por suerte, los usuarios vamos a tener la posibilidad de ver el trabajo de Keller nuevamente a través de la arquitectura Zen, cuyo lanzamiento está planeado para el año que viene.
De acuerdo a Suzanne Plummer, número uno del equipo detrás de Zen, es la primera vez en muchos años que los ingenieros tienen «libertad total» para desarrollar un procesador desde cero. Plummer anticipa que el aumento en el rendimiento de los chips será considerable, algo que también se puede ver reflejado sobre las diapositivas publicadas por AMD en los últimos meses. A modo de comparación, un núcleo Zen será capaz de ejecutar hasta un 40 por ciento de instrucciones adicionales que un núcleo Excavator en la misma frecuencia. AMD no sólo necesita demostrar que puede hacer un procesador competitivo de alto rendimiento, sino que debe comenzar a establecer una base para lo que será en el futuro la próxima generación de consolas… asumiendo que quiera ver a su hardware en ellas.
Otro problema para AMD es el estado actual del mercado de PCs. El hecho de que Windows 10 pueda ser instalado en sistemas con media década de edad o más confirma y extiende la «era de hielo» que afecta a la venta de ordenadores. Para la mayoría de los usuarios, el hardware que poseen «es suficiente» y no hay demasiadas razones positivas que estimulen una actualización. El plan de Zen es quebrar esa línea de pensamiento. Al igual que el rendimiento, otra cosa que no puede fallar en Zen es el precio. La nueva arquitectura deberá demostrar que tiene la capacidad de reducir su escala y competir en todo el espectro de procesadores además del hi-end.