La informática cuántica está un poco más cerca. Un grupo de científicos pertenecientes a Universidad Nacional de Australia ha puesto a punto un dispositivo capaz de almacenar el estado cuántico de la luz. Este chisme, que permite el acceso aleatorio a los datos, es el equivalente de las memorias RAM que almacenan estados eléctricos en los ordenadores convencionales. Esta "memoria cuántica" seguramente se convertirá en el sistema de almacenamiento de datos de los ordenadores del futuro.
Algún día los ordenadores funcionarán utilizando estados cuánticos en lugar de la presencia o ausencia de tensión que caracteriza los sistemas actuales. Falta aún bastante tiempo para que un ordenador cuántico sea capaz de hacer algo útil, pero casi todos los meses se realiza un avance que nos acerca un poco más a la concreción de estas máquinas super veloces. Por lo pronto, un grupo de científicos de la Australian National University ha desarrollado un sistema que emplea mecanismos ópticos y magnéticos para almacenar los estados cuánticos de la luz. Estos estados son el equivalente de los “0”s y “1”s de los ordenadores actuales, por lo que constituyen las “memorias RAM” de los futuros ordenadores.
Dejando de lado los detalles técnicos, capaces de aburrir a cualquiera, lo interesante de este desarrollo son las consecuencias que puede tener en nuestras futuras tecnologías. Los científicos aseguran que un cacharro como este podría, gracias a su capacidad de guardar por un tiempo indefinido el estado cuántico de los fotones, servir para almacenar el estado “lógico” completo de nuestra mente. Dejando de lado el mecanismo de lectura-escritura necesario para lograr tal hazaña, esta memoria podría emplearse a modo de “backup” de nuestra mente y recuerdos. Si el desarrollo de los subsistemas asociados tiene lugar, el sueño de convertirnos en máquinas emocionales que desvela a Raymond Kurzweil estaría mucho más cerca.
Un ordenador cuántico, dotado de una de estas memorias, podría hacer posibles “humanos sintéticos”, que serían un duplicado de un humano real pero funcionando dentro de un ordenador, en el que los patrones neuronales cerebrales estén representados por los valores lógicos difusos del mundo cuántico. Obviamente, todo esto es poco más que una especulación, pero lo importante es que se trata de un camino que ya empezamos a recorrer.
