La conexión a Internet que utilizamos todos los días es en realidad el último eslabón de la cadena. Los datos que llegan a través de ella corren por un impresionante tendido de cables que demandan un esfuerzo enorme en su instalación y mantenimiento. Las joyas de la corona en este punto son las conexiones de fibra óptica submarinas que unen a todo el mundo, las cuales transmiten sin parar una indescriptible cantidad de información. La velocidad de esas conexiones es monstruosa, pero un grupo de científicos de Alcatel-Lucent han logrado alcanzar una velocidad de transferencia de más de 100 petabits por "segundo kilómetro" a través de un cable transoceánico. Y lo crean o no, esos son muchos datos.
Un grupo de científicos en los Laboratorios Bell, el brazo de investigación de Alcatel-Lucent, ha logrado establecer un nuevo récord de velocidad de transferencia al superar los 100 petabits por "segundo kilómetro". El "segundo kilómetro" o "segundo.kilómetro" es la unidad estándar utilizada para medir transmisiones ópticas de alta velocidad. Y cuando decimos "alta velocidad" es mucho más de lo que podríamos llegar a creer, estando acostumbrados a unos pocos dos o tres megabits por segundo de descarga que se pueden ver en una conexión ADSL promedio. Para colocarlo en un modo más visual, los científicos han utilizado a DVDs comunes como unidad de medida. Al romper la barrera de los 100 petabits por segundo kilómetro, han logrado enviar un equivalente a 400 DVDs a través de siete mil kilómetros, similar a la distancia entre París y Chicago.
Para lograr una transferencia de semejante magnitud, los investigadores utilizaron un total de 155 rayos láser trabajando en diferentes frecuencias y transmitiendo a una velocidad de 100 gigabits por segundo, el uno por ciento del pico máximo de transferencia que tienen algunas de las tarjetas de red disponibles hoy en día. Combinando el poder de esos láser y la distancia recorrida por la información se logró un resultado superior a los 100 petabits por segundo kilómetro, que básicamente multiplica por diez la velocidad actual de los cables transoceánicos que se encuentran instalados en todo el planeta. Lo que es más impresionante aún es que la red utilizada para esta transferencia contó con repetidores que estaban hasta un veinte por ciento más alejados entre sí. Esto permitirá que la instalación de redes con esta capacidad sea menos costosa, al requerir una menor cantidad de repetidores.
Este aumento en la velocidad puede parecer una exageración, pero lo cierto es que estamos en camino de necesitar esos niveles de transferencia. La demanda de banda ancha va en aumento, las conexiones hogareñas son cada vez más rápidas, el contenido multimedia representa descargas cada vez más grandes y la complejidad que está adquiriendo Internet a nivel de contenido hará que sean necesarias conexiones más rápidas, ya que el volumen de datos seguirá creciendo. Más allá de que no podamos apreciar este logro frente a nuestros ordenadores, lo que han logrado los científicos de Alcatel-Lucent podría convertirse en la piedra fundamental para las transmisiones de alta velocidad que le darán forma a la Internet del futuro.