Sabemos que no estás planeando morirte, pero… ¿Qué pasaría si sucediera? ¿Sabes exactamente lo que ocurrirá con toda la presencia que has desperdigado a través de la red? Algunos servicios tienen políticas más claras que otros en cuanto a cómo proceder frente al fallecimiento de un usuario. Varios eliminarán tu información al cabo de un tiempo, mientras que otros entregarán el contenido de tu cuenta sin mayores objeciones. ¿Quiénes son? ¿Cómo lo hacen? ¿Hay un cielo para los datos?
El gigante de Mountain View tiene un ecosistema de servicios demasiado extenso. En Gmail, como casi todos los servicios de email, las reglas no esconden mucho: si no usas tu cuenta por 9 meses, será eliminada. En ese caso, puedes morirte con absoluta tranquilidad, sabiendo que tus contenidos personales también tendrán su paso a mejor vida. Las cosas todavía podrían ponerse un poco complicadas si has tomado acciones previas a tu deceso: ¿Has dejado tu clave con alguien de confianza? ¿La apuntaste en alguna parte donde pudiera ser encontrada si te pasase algo? Suplantar a otro usuario de una cuenta de Gmail está prohibido por los términos del servicio, por lo que quien ingrese con tus datos podría sufrir las consecuencias de una violación de las condiciones de uso.
A pesar de todo, Google contempla la posibilidad de brindar acceso a tus cuentas si se les es requerido, una vez que has fallecido. La solicitud deberá estar respaldada por la documentación correspondiente del solicitante (acreditaciones de identidad, de vínculo con el difunto, etc.) para que la petición sea siquiera tenida en cuenta. Presentado esto, seguirá algún tiempo de espera para terminar en una segunda etapa de documentación, donde ya se debe contar con orden judicial. Incluso todo este enorme papeleo no garantiza que Google entregue tu cuenta a nadie. El proceso se repite para todos los servicios de Google, con algunas variaciones esperables según el acceso que se esté solicitando.
En Facebook la situación es algo diferente, ya que allí la mayor parte de tu información es compartida, a la vista de todos. Los perfiles son individuales y también hay normativa contra compartir los datos de acceso entre varios usuarios. Si mueres y puede certificarse adecuadamente, tus familiares y amigos podrán proponer tu perfil como una “cuenta conmemorativa”. Estas cuentas no muestran datos de contacto, no pueden actualizar su estado, y dejan de aparecer como “Personas que podrías conocer”. Las opciones de privacidad configuradas por el fallecido quedan tal cual estaban anteriormente, y los contactos que ya estaban en la cuenta pueden todavía escribir en recuerdo de la persona que se ha ido.
Adicionalmente, los familiares pueden solicitar que la cuenta se desactive o incluso reclamar acceso a los datos en ella, presentando la documentación pertinente (con orden judicial incluida). Por el momento, las cuentas de Facebook no expiran. Si nadie hace algo al respecto, tu cuenta simplemente quedará allí, sin medidas de seguridad especiales, tal como la tenías mientras todavía podías administrarla.
La red social del pajarillo hará menos bulla ante la muerte de un usuario. Aquí no hay perfiles conmemorativos de la forma que ofrece Facebook, a menos que conozcas a alguien use Twitter, fallezca, y nunca te molestes en reportarlo. De esa forma la cuenta seguiría igual que siempre, lo cual podría resultar un poco incómodo cuando notes que el fallecido todavía aparece en las sugerencias de a quién seguir, o puede seguir siendo mencionado. La opción que deja Twitter es, siendo un familiar o contacto autorizado, enviar documentación para solicitar un backup de la información pública y la posterior desactivación de la cuenta. De ninguna forma Twitter se compromete a facilitar los datos de acceso, ni siquiera deja explícita la posibilidad –desde la sección de soporte– de entregarlos así como así bajo presión de la justicia.
Hotmail/Outlook
Los muchachos de Hotmail/Outlook (ya indistinto) son mucho más desenfadados con la información de los usuarios. Si tienes la mala suerte de morirte, deberán pasar 270 días sin que nadie acceda a tu cuenta de email para que quede como inactiva y comience a rechazar correos entrantes, además de que la información de correos, contactos y demás sea borrada. Pasados los 365 días sin acceso, la cuenta directamente es eliminada y el nombre queda disponible para registrar nuevamente.
Antes de que todo aquello suceda, tu familia todavía podría solicitar -con documentación en mano- el contenido de la cuenta. Luego de la gestión, Hotmail/Outlook les facilitará una copia en DVD de todos tus emails y contactos, aunque no entregará claves ni las modificará para que pueda ingresarse vía web. El cierre de la cuenta también puede ser peticionado con esta documentación.
Yahoo!
Yahoo! puede no ser tan popular como antaño, pero por lo menos el servicio de correos todavía sigue bastante extendido entre los usuarios de Internet. Las cuentas de Yahoo! se eliminan a los 4 meses de inactividad, el período más corto de espera entre los servicios de Internet más grandes. Ningún formulario ni documentación entregará el contenido de una cuenta de Yahoo! a nadie que no sea el dueño, aún si éste ha fallecido. La única posibilidad es pedir el cierre de la cuenta de forma definitiva, con menos papeleo que el requerido por el resto de las compañías, o llevar el caso a la corte. Si pensabas recuperar algún dato del interior de la cuenta de un fallecido, ya puedes ir asimilando que no será tan fácil. Al menos en este caso.
Más allá de tiempos, papeles y procesos judiciales, lo esperable es que las redes sociales, servicios de correo, perfiles y casi todo sitio de la web, cambien, se renueven o directamente desaparezcan mientras Internet evoluciona. A algunos el momento ya les ha llegado y no hemos debido preocuparnos de adónde irá a parar nuestra información en el momento de nuestra muerte. Para otros sitios es un poco más difícil: ¿Cuánto durará Google? ¿Y Facebook? En general, por lo visto hasta el momento -y debo decir que también para mi propio alivio personal- toda nuestra información parece estar destinada a expirar junto con nosotros eventualmente. Mejor así.