Todos conocemos o hemos visto a una persona con enanismo, alguien que mida menos de 1.20 metros de alto. Y probablemente también nos hemos topado con alguna persona realmente alta, quizás que hasta supere los dos metros de altura. Pero el caso de Adam Rainer es único: nació como un enano, y murió como un gigante.
A pesar de tratarse de un caso medico sumamente extraño, y de poseer un record mundial, el austriaco Adam Rainer resulta poco conocido para el público general. Citado a menudo como ejemplo del malfuncionamiento de la glándula pituitaria, este hombre nacido en la ciudad de Graz (Austria) en 1899 sufría de enanismo. O al menos, así fue hasta los 21 años, edad en la que solo medía 1.18 metros de altura.
Hasta aquí, solo sería la historia común de cualquiera de los millones de personas pequeñas que han existido. Pero Adam fue un caso único: a los 21 años, algo cambio en él y comenzó a crecer. No solo alcanzó una estatura normal, sino que siguió creciendo y llego a medir 2.34 metros cuando murió en 1950. Semejante cambio de estatura le hizo acreedor a un lugar en el libro Guinnes, como “la persona de altura más variable”. Adam, nacido como un enano, murió como un gigante.
Lamentablemente, no todas fueron rosas en la vida de este hombre, ya que su imparable crecimiento lo mantuvo postrado en cama la mayor parte de su vida. A pesar de los escasos registros que pueden encontrarse sobre la vida de este austriaco, se sabe que entre los 21 años y los 32 creció a razón de unos 8 centímetros al año.
Este crecimiento descontrolado es uno de los casos más singulares de la historia médica, y a la vez, uno de los más desconocidos. Como es lógico, los casos demasiado particulares rara vez reciben la atención o los recursos económicos suficientes como para ser investigados a fondo. A esto se suma la escasa tecnología y falta de recursos científicos de la época. De hecho, casi no existe documentación de su caso.
Lo más probable es que se haya tratado de un problema ocasionado por un malfuncionamiento de su glándula pituitaria. Esta glándula, del tamaño de un guisante y escondida en lo más profundo de nuestro cerebro, forma parte de la zona más antigua de ese órgano. Entre otras tareas, regula la temperatura corporal y segrega la hormona del crecimiento.
Suele ocurrir que por algún motivo (la existencia de un tumor, por ejemplo) esta glándula no genere la suficiente cantidad de hormona del crecimiento y la persona tenga una baja estatura o directamente sufra de Panhipopituitarismo o Enanismo pituitario. O por el contrario, que la cantidad segregada sea tan grande que provoque un caso de gigantismo.
El ucraniano Leonid Stadnyk de 36 años puede ufanarse de ser el hombre vivo más alto del mundo, con sus 2.57 metros. Robert Pershing Wadlow alcanzó una altura de 2.72 metros antes de morir. En el otro extremo se encuentra el indio Khagendra Thapa Magar, que mide solamente 50 centímetros y pesa 4,5 kilos, Lo mismo que algunos bebes, pero tiene 14 años. Son todos casos realmente excepcionales, pero ninguno tan llamativos como el de Adam, el único en sufrir en carne propia ambos desordenes.