Francia sigue incansable en su lucha contra el intercambio de contenidos protegidos y esta misma semana la Asamblea Nacional debatirá la norma que se aprobó en el Senado el pasado mes de Octubre. Les queda este trámite para comenzar con su ley de los tres avisos, una de las imposiciones legales más polémicas(y segúramente más inútiles) de los últimos tiempos. Los internautas asisten expectantes al pistoletazo de salida de esta cacería institucionalizada.
Desde fuera, se podría decir que resulta casi divertido asistir a estos choques de trenes que representan por un lado los intereses de la industria cultural y por otro, los derechos de los usuarios de Internet. Y digo casi porque cuando se tiene en cuenta que se están jugando con derechos fundamentales como el de la protección de datos, la cosa no parece ya tan inofensiva. El mismísimo Supervisor Europeo de Protección de Datos (EDPS), organismo dedicado a salvaguardar este derecho, se ha mostrado en contra de la monitorización sistemática del uso que los usuarios realizan de Internet por parte de los proveedores de acceso. El EDPS ha expresado en varias ocasiones su preocupación por el atentado que estas medidas podrían suponer contra la intimidad, así como por el riesgo que supone dejar esta vigilancia en manos de entidades privadas.
Francia se erige como la primera línea que pretende imponer lecciones de cómo se reduce al “enemigo” a base de implantarle miedo. Su ley de los 3 avisos, supone un intento desesperado de controlar las conexiones de los usuarios para tratar de frenar el intercambio de archivos protegidos. La ministra francesa de Cultura, Christine Albanel se muestra muy convencida de que las amenazas de sanción tendrán un efecto disuasorio que evitará en la gran mayoría de los casos llegar a suspender la conexión a Internet. Estima que los internautas galos recibirán al día unos 10.000 avisos de desconexión.
Prevé un sistema de sanción que consistirá en la suspensión del abono a Internet por un periodo de entre dos y doce meses para los que se descarguen ficheros sin respetar los derechos de autor. Antes de hacer efectiva esa pena, el internauta recibirá un primer correo electrónico de advertencia, al que seguirá otro aviso por correo postal o por teléfono. Si te acobardas a la tercera comunicación de la Hadopi (la autoridad encargada del control), se abrirá la posibilidad a un acuerdo amistoso si el infractor reconoce que se bajaba música o vídeos, y en ese caso, el corte de la conexión se limitará a entre uno y tres meses. La Ministra Albanel afirma que en los países donde se ha implantado este sistema el pirateo ha bajado entre un 65 y un 70 %. El sistema técnico que monitorizará la Red costará la nada despreciable cifra de 70 millones de euros, que deberán pagar los franceses a través de sus impuestos.
Esta vía del miedo ha conseguido, según un informe de la consultora Entertainment Media Research, que siete de cada diez consumidores de música británicos declaren que dejarían de descargar si su proveedor de Internet se lo dijese, a la vez que confía en la gestión de los ISP para preservar el futuro de los contenidos digitales. Otro informe contradice lo declarado anteriormente y garantiza que la única repercusión que tendrá este sistema del terror será que los usuarios busquen maneras alternativas de intercambio cada vez más sofisticadas y cada vez más difíciles de controlar.
El abogado especialista en nuevas tecnología Javier de la Cueva dice estar de acuerdo con este último informe. "El sistema de avisos no va a funcionar porque se encriptarán los datos y se protegerán las conexiones", puntualiza. Con el argumento de que cada modelo P2P perseguido ha dado lugar a otro mejorado que elude las restricciones técnicas o jurídicas, De la Cueva sostiene que "el mejor ejemplo de que este tipo de medidas no funcionarían es un programa llamado OneSwarm, de la Universidad de Washington, que impide el control de las redes".
Efectivamente ¿Cómo demonios pretende el gobierno dar tres avisos a un usuario si mantiene cifrados sus datos de intercambio? ¿Tres avisos de qué? ¿Cómo sabrá la ISP que lo que intercambia es una película, una obra musical, un Linux o las fotos de su boda? Las redes “oscuras” comienzan a nacer mientras los P2P tradicionales comienzan a morir. Ya existen proyectos de envergadura dispuestos a convertirse en los siguientes "emules". El relevo generacional ya se encuentra en marcha. Esta carrera la tienen perdida los gobiernos y las entidades de gestión de derechos intelectuales. La piratería es como la Hydra, personaje mitológico al que no importa que le cortes la cabeza pues por cada una cortada, le salen dos.