Hay eventos que por más específicos que sean cambian para siempre la historia, e Intel lo hizo en la informática al presentar su procesador Pentium hace dos décadas. El procesador no significó mucho en el momento del lanzamiento, pero el tiempo les daría la razón a los ingenieros e inversores con base en Santa Clara, California. De cómo los 3.1 millones de transistores se convirtieron en 1.4 mil millones y mucho más en este artículo homenaje a 20 años del Intel Pentium.
Los años pre-Pentium
Intel ya había sobrevivido intensos años luego de haber sido fundada en 1968 por Gordon E. Moore (el famoso hombre detrás de la Ley de Moore) y Robert Noyce en la parte física y química. De hecho, Robert Noyce fue co-inventor del circuito integrado. A ellos se les uniría Arthur Rock, el inversor que hizo el sueño realidad. En los primeros años Intel mostró habilidad para los semiconductores y el primer microprocesador llegaría en 1971, con el Intel 4004. Luego de eso la competencia comenzó a volverse más fuerte e INTegrated ELectronics necesitaba otra estrategia. El cambio vendría por la dedicación a los microprocesadores y luego de ello, a finales de los 80, la compañía crecería de forma exponencial. Justo cuando se crearía que no podía ir más hacia arriba, la campaña de Intel Inside es un furor y da paso a la era Pentium.
22/03/1993: Pentium sale a la calle
El primer chip de la arquitectura denominada P5 fue el Pentium 60, que usaba el Intel Socket 4 de 5 voltios y estaba construido sobre un procesador de 800 nanómetros con 3.1 millones de transistores. Para que tengas una referencia, la tercera generación de procesadores Ivy Bridge utiliza un procesador de 22 nanómetros y contiene 1,4 mil millones de transistores. Otros detalles eran sus 60-66 Mhz de frecuencia, caché de L1 (8 + 8MB) y un Front Side Bus de 66 MT/s. En lo técnico, el Pentium fue un avance comedido en relación a la generación de la arquitectura 486, trayendo la defectuosa pero teóricamente efectiva unidad de punto flotante mucho más veloz y el ancho de banda de cache en el chip, lo que reducía la cantidad de accesos requeridos y bajaba los costos de implementación. Además, tenía una arquitectura Superscalar que permitía 2 instrucciones por ciclo, databus externo de 64 MB y se habían bajado la latencia en los cálculos. Por último –dentro de las más importantes-, la arquitectura daría compatibilidad para las instrucciones MMX. El procesador era una evolución, pequeña, pero evolución al fin.
El marketing de Pentium
Que la audacia y la proeza técnica de los ingenieros no nos haga olvidar ni por un momento que el Pentium fue el primer procesador diseñado por un equipo de marketing dirigiendo las intenciones del equipo de ingenieros. Intel jugó fuerte en este sentido e hizo que su producción se abra al consumo masivo con un nivel de aceptación inusitado. En la época las alternativas eran pocas, pero las abrumadoras campañas publicitarias de Intel ganaban posiciones en revistas, series televisivas (hasta anunciaron con Los Simpsons), cine y gráfica urbana. Intel estaba en todos lados, y el nombre Pentium más un número era fácil de comprender para los prospectos, que sabían que un Pentium 3 sería mejor que un Pentium 2 y no tenían que andar comparando modelos con números de serie en vez de nombres de intuitiva comprensión. Este detalle que hoy nos parece un poco absurdo, impulsó las ventas junto al packaging lleno de etiquetas de tecnologías soportadas y certificaciones de agencias e instituciones informáticas.
El bug de Pentium
Así como muchas compañías gigantescas, Intel no tienen un historial impoluto. Un poco antes de que Intel hubiera cosechado los frutos que le dio el procesador Pentium, tuvo que soportar uno de los episodios más dolorosos de la historia de la empresa: un matemático llamado Thomas Nicely descubrió el error de división de Pentium, en el que había un problema en el FDIV, la unidad de coma flotante. Lo peor es que si el bug no bajó la reputación de Intel porque su característica lo hacía inaccesible para la vasta mayoría de usuarios y el error era de 61 unidades por millón, el manejo que tuvo la empresa de la situación fue un absoluto desastre y al final terminó haciéndose mala prensa así misma. Al principio sólo quería remplazar los procesadores que los clientes pudieran demostrar como defectuosos y que hubieran provocado algún problema en particular por el error, pero luego tuvo que ceder y remplazar todos los procesadores de la serie que fueran enviados de vuelta a su sede vía correo.
El procesador adecuado, en el momento adecuado
Aunque algunas cabezas fueron cortadas dentro de la empresa y se perdieron millones de dólares en todo el proceso, el traspié quedó detrás y sirvió como aprendizaje. Con eso y todo, Pentium seguía siendo líder en ventas y todavía no habían descubierto que Pentium era lo mejor que Intel había dado al mundo en términos de beneficios obtenidos. Ahora –siguiendo a la campaña de marketing furiosa-, lo que fue todo un acierto (se cree, involuntario) fue el momento en el que se lo lanzó, porque Windows 3.11 nacía presentando mucho de lo que el mundo vería en Windows 95 dentro de dos años, el 22 de Agosto de 1995. Y es con este sistema operativo tan odiado hoy día con el que Pentium completaría su posicionamiento en el mercado como marca registrada.
Pentium 3 y la gloria perdida
Como dijimos antes, el salto de calidad de 486DX a Pentium no fue mayúsculo. Es que no fue sino hasta el Pentium 3 con el que Intel comenzó a encontrar el rumbo de su plataforma, superando a la competencia, compuesta por Cyrix y AMD. Mucho antes, diferentes modelos de Pentium habían debutado en ordenadores personales y el Pentium 2 logró continuar con el legado como una decente secuela. La etapa de Pentium 3 (1999 -2003) fue una de las más fructuosas para la compañía, pues fue la era en la que los gráficos comenzaban a volverse más complejos y la combinación con tarjetas de vídeo requerían instrucciones especiales.
Hablando de instrucciones, en esta etapa Intel introduce las SSE y ya tiene otra etiqueta más para ponerle al packaging. Los primeros modelos salieron con 450 – 500 mhz, 250 nanómetros, cache mejorado y surgieron los nombres Katmai, Coppermine, Tualatin y Xeon. Luego viene Pentium 4, pero antes Pentium 3 se desdobla a Pentium M, cubriendo la gama de equipos portátiles. De ahí en adelante la historia es más conocida, con los Pentium 4 trabajando tan rápido que hasta se prendían fuego dentro de los gabinetes de los usuarios y con muchos problemas en cuanto a performance en mundo real. El problema de P4 llevó a que AMD se adelantase y compitiera al al mismo nivel e incluso superior en algunas tareas. Intel ha sufrido desde entonces, pero la tecnología Core ha salido bastante bien y se ha recuperado un poco, aunque sus años de gloria estén un poco más atrás en el tiempo.
Las historias de los procesadores son muy interesantes, y seguramente la seguiremos en otra ocasión con más tiempo. Por ahora queda celebrar los 20 años de Pentium. Hablando de ello, ¿cuál fue tu primera Pentium? La mía fue una Pentium 3.