Si buscas juegos de música, aquí tienes un mogollón. Este artículo no pretende ser un listado de minijuegos musicales, sino un recorrido por el pasado y el presente de esos juegos que exigen ritmo, coordinación y memoria acústica.
Comencemos estableciendo qué es un juego de música. Según Wikipedia, son todos aquellos juegos “donde la jugabilidad está orientada casi enteramente sobre la habilidad del jugador de seguir y mantener el ritmo musical de la banda de sonido. En un juego de música, el jugador debe presionar botones específicos en tiempo con la música del juego.”
En definitiva, un juego de música es todo aquel que exige al jugador seguir el ritmo de una canción con un control, sea un gamepad o un periférico a medida. El tipo de controles disponibles varía enormemente. Desde maracas, pasando por guitarras, baterías, dance pads, bongós, micrófonos, etc.
Los juegos de música también son conocidos como “Party Games” (juegos de fiesta), ya que son ideales para reuniones con amigos. No es lo mismo cantar Like a Virgin, solo, en una habitación oscura, que rodeado de compañeros dispuestos a reírse ante cada desliz de nuestra voz.
Un poco de historia
El primer juego de música que conocemos es Otocky, de 1987. Salió para un addon del NES conocido como Famicom Disk System, un agregado que solo se vendió en Japón. Otocky fue, en su núcleo, un juego de naves y disparos, pero con el agregado musical. El personaje podía disparar en ocho direcciones, cada una correspondiente a una nota musical. El jugador debía presionar el botón e improvisar música, a la vez que iba “encontrando” las diferentes notas (las diferentes direcciones de disparo), para acabar con los enemigos. Ocktoky se conoce como el precursor de Rez, un juego para Dreamcast y PlayStation 2, donde se podía “componer” música, matando enemigos.
Luego, es difícil encontrar otro juego de música, hasta finales de los 90, más allá de la herramienta presente en Mario Paint para crear partituras (1992) o algún otro juego educacional. Lo que sí, muchos juegos usaron música en forma de minijuegos, sea de una forma u otra. Uno de los más conocidos es el de Impossible Mission (1984).
Recién en 1995 podemos ver el primer juego de música propiamente dicho, con periférico especial incluido. El juego fue RockBuster: Quest for Fame, para ordenador. Venía con una especie de púa de guitarra para conectar en el puerto del ordenador. Como si una guitarra de aire se tratara, había que mover la púa al ritmo de las canciones en pantalla. RockBuster fue como un Guitar Hero prehistórico. Para más detalles, remitirse al vídeo.
Decir que RockBuster sirvió de inspiración para Guitar Freaks, el juego en el que se basó Guitar Hero, es decir demasiado. Pero no deja de ser un curioso precedente.
PaRappa the Rapper
Caía 1996, la PlayStation 1 recién había sido estrenada, y Sony decidió apostar a la originalidad. PaRappa the Rapper fue esa apuesta: un juego musical que podría considerarse como uno de los precursores de todos los juegos modernos del género. Para los que no lo conocen, PaRappa era un perrito que debía rapear junto a sus amigos, en duelos musicales de primera línea. En este caso, rapear consistía en presionar una sucesión de botones acorde con el ritmo. Si lo hacías bien, ganabas. Sino, era un rotundo Game Over. Las escenas iban cambiando dependiendo del ranking que ibas consiguiendo, por lo que era rejugable al extremo. La banda sonora es, fue y será una de las más inspiradas de todos los videojuegos hechos hasta la fecha. Si aún no lo has jugado, desempolva tu PSX y consíguelo. Sino, cómprate una PSP y juega la remake que Sony hizo en 2007.
https://www.youtube.com/watch?v=6TsqCNy6UU0
Benami es la división de Konami destinada a desarrollar videojuegos de música. Es la pionera del género. Esta división comenzó a realizar juegos de música en 1997. El primer título de la compañía fue Beatmanía, para recreativas. Beatmanía tuvo una bandeja de DJ con siete botones a modo de control. Usando esta configuración, el jugador debía seguir las notas en pantalla, girando ocasionalmente la bandeja. La serie Beatmanía cuenta con decenas de versiones, y aún siguen saliendo. El último fue beatmania IIDX 14: GOLD.
El primer juego de la serie fue un éxito y contribuyó a las otras licencias de la división de Konami, entre las que se encuentran Dance Maniax (de baile, con sensores de movimiento), Guitar Freaks (de guitarra), Dance Dance Revolution (de baile), Pop’n Music, DrumMania (de batería), etc.
Capítulo aparte merecen Guitar Freaks (1998) y Dance Dance Revolution (1998), que fueron sensación en todo occidente, contribuyendo en gran medida a la explosión del género. Guitar Freaks fue el precursor de Guitar Hero, con guitarra y todo. Incluso la gente de Harmonix lo reconoce en una entrevista de Gamasutra. Sin uno, no hubiese existido el otro. Y, de no haber existido Guitar Hero, tampoco existiría hoy Rock Band, pero eso lo trataremos más adelante en el artículo. Fíjate las “coincidencias” de ambos juegos.
No es lo mismo, pero si quieres experimentar la sensación de rockanrolear con un videojuego, te recomendamos descargar Frets on Fire, un juego open source gratuito con una gran comunidad detrás componiendo y adaptando canciones. En Frets on Fire en vez de una guitarra de juguete, se usa el teclado a modo de instrumento. ¡Recomendado!
Dance Dance Revolution
¿Y qué sería de los juegos de música sin DDR? Cuando las primeras máquinas se dejaron ver en el país, eran unos pocos los que se atrevían a hacer el “ridículo” frente a tanta gente curiosa. Poco a poco, la recreativa fue captando su público, un público muy diferente al que solía visitar los salones. Eran adolescentes casi exhibicionista que nunca habían jugado ni un Pac Man, pero dominaban el baile digital como expertos. Y desde ese momento el género de juegos musicales se comenzó a perfilar como un entretenimiento casual, para jugadores jóvenes, que en mucho se diferencian de los hardcore. Los juegos de música son un mundo aparte, algo completamente diferente, que atrae a un público que, hasta el momento, se mantenía ajeno a la industria.
El juego aún hoy goza de plena salud, tanto en recreativa como en versiones hogareñas, Ha tenido miríada de clones y fue una pieza fundamental para popularizar el género e introducir a jugadores casuales al mundo de los videojuegos. Han salido más de veinte versiones de la original, junto a algunos clones tan increíbles como Dance Dance Praise, la versión cristiana del juego.
Incluso tiene un clon multijugador masivo en línea, muy famoso y ultra jugado por los más jóvenes, conocido como Audition. En este MMO, todo pasa por el “swing” que tengas, y las competencias de baile entre jugadores están a la orden del día, sea en pareja, grupos o en solitario. Una muy buena adaptación en línea de la idea de DDR.
Ante el furor de los juegos digitales, y con la Dreamcast en el mercado, Sega continúo la tendencia con Space Channel 5 (1999-2000), una especie de Simon musical que aún se recuerda con cariño. En el juego interpretábamos a Ulala, una reportera con ritmo que se veía en el medio de una invasión de extraterrestres marchosos. Ella era la única esperanza de la humanidad, la única con el ritmo necesario para salvarnos a todos. El juego tuvo una remake y una secuela para PS2, llamada Space Channel 5: Part 2 (2002). Incluso gozó de una versión para GameBoy Advance llamada Space Channel 5: Ulala’s Cosmic Attack (2003).
Fue justamente Space Channel 5, junto con PaRappa, el juego que abrió camino a juegos de música sin periféricos especiales. Luego le siguieron clásicos como Gitaroo Man para PS2 y PSP, Elite Beat Agents (DS) y Amplitude (PS2), entre muchos otros.
Música por doquier
Hay pocos instrumentos que se hayan salvado de las garras de los juegos de música, hay juegos de bongós (Mambo A Go Go y Donkey Konga), de maracas (Samba de Amigo), de piano (Keyboardmania) y de baterías (DrumMania), entre otros. Incluso existen versiones para aspirantes a cantantes, siendo nuevamente Konami precursora con su serie Karaoke Revolution.
Konami, gracias a Bemani, fue prácticamente la que inventó el género de juegos de música y la empresa que lo impulsó a la fama actual. Karaoke Revolution sirvió de excusa para Sony y su serie Singstar, Dance Dance Revolution inspiró a Pump It Up y Guitar Hero es un clon de Guitar Freaks. Y todos, junto con DrumMania, se juntaron en Rock Band, el juego de música definitivo. ¡Y tenemos las pruebas! Ya en los tiempos de Guitar Freaks, los juegos de Konami se podían conectar unos a otros para tocar como una banda. Si tenías dos guitarras, una tocaba como la principal y otra oficiaba de bajo. El tercer jugador le pegaba a la batería. Sí, por más original que te parezca, el concepto de Rock Band es viejo y ya se había puesto a prueba unos siete años atrás.
La historia de Rock Band se remonta a los tiempos en los que RedOctane estaba buscando expertos que le desarrollaran un juego para un periférico en forma de guitarra. Guitar Freaks ya era sensación en Japón y RedOctane quería reproducir la sensación en occidente. Así, cayeron con la gente de Harmonix, quienes desarrollaron el juego que terminó siendo Guitar Hero (unos cuantos años luego).
Luego, dado el éxito de Guitar Hero –que hasta tuvo un mod para Commodore 64- y con la experiencia obtenida de ese desarrollo, Harmonix –sin RedOctane- decidió continuar explorando la veta de los juegos musicales. Así fue como se gestó Rock Band, la versión virtual de una banda de garage con guitarra, bajo, batería y micrófono para karaoke, ¡exactamente lo mismo que había hecho Konami 7 años en el pasado!
¿Cómo es esto posible? ¿No existen patentes en el mundo de los videojuegos? ¡Claro que existen! Pero Gamasutra logró develar el misterio. Según los expertos del sitio, Activision – actual dueña de la licencia de Guitar Hero- tuvo que negociar con Konami para obtener los permisos necesarios para Guitar Hero III. A su vez, Activision compró varias patentes para lograr potenciar su posición legal. En resumen, son Activision y Konami las poseedoras de las patentes de casi todo juego musical con periféricos que se intente lanzar de ahora en más. ¿Y qué pasa con Rock Band? Gamasutra deja traslucir que Harmonix tiene que haber negociado con Activision para poder lanzarlo, de otra manera le hubiese sido imposible.
Y esto en que nos deja casi con un monopolio. Si la tendencia exitosa de juegos musicales continúa, ni Activision ni Konami van a soltar sus patentes a una empresa que pueda destronarlos de su podio. ¿Será este el final de la historia? Habrá que esperar y ver… o, mejor dicho, esperar y escuchar. Mientras tanto, nada mejor que rockanrolear con amigos.