La segundas oportunidades están a la vuelta de la esquina, y si no pregúntenle a Jason Barnes. La mayoría de la gente consideraría perder una extremidad una desventaja enorme, pero este músico que sufrió la amputación de su brazo dice que se ha convertido en la envidia de otros músicos ya que un brazo prostético con dos baquetas lo han convertido en un “baterista ciborg”.
La ortopedia de alta gama –que raro escribir esto- está haciéndole la vida más fácil a muchísima gente que ha sufrido accidentes o enfermedades agresivas, por las cuales han tenido que adaptarse a vivir sin un miembro. Con materiales cada vez más livianos y que pueden portar electrónica para conectarse con los nervios de los pacientes y ser manejados mentalmente, la industria está en auge y en Neoteo hemos visto varios casos exitosos. El de Jason Barnes y la Universidad de Georgia Tech es otro de ellos, pues gracias a un trabajo conjunto entre un modelo previamente diseñado por el paciente y una evolución tecnológica del mismo por parte de los científicos, han creado un brazo prostético que todo baterista ciborg quisiera tener.
Jason Barnes, un baterista estadounidense, perdió su brazo derecho por debajo del codo hace dos años después de recibir una fuerte descarga eléctrica mientras trabajaba. Sin refrenarse ante las aciagas circunstancias, Barnes se puso a trabajar y creó su propio brazo ortopédico, aunque debido a la falta de tecnología, equipamiento y conocimiento, Jason no pudo lograr un modelo que le permitiese controlar la velocidad con la cual maniobraba las baquetas de la batería para hacer los repiques. El profesor Gil Weinberg del Georgia Tech Centre for Music Technology en Atlanta recogió la idea de Barnes y junto a él y su equipo inventaron la prótesis de brazo que cuenta con motores y potencias para utilizar dos baquetas en vez de una. Con un diseño que trasciende lo meramente funcional y práctico, la prótesis tiene una baqueta que está controlada por el resto del brazo del músico, y otra que “escucha la música” e improvisa.
El baterista ciborg ahora puede flexionar el brazo y enviar señales eléctricas a un ordenador (electromiografía) que aprieta o afloja el palo, controlando su rebote. El caso recuerda a Rick Allen, baterista de Def Leppard, quien sufrió un accidente y tocaba la batería con un solo brazo, pero utilizando unos pedales espaciales que tocaban algunos compases por él. Jason Barnes dicen que el dispositivo ha mejorado considerablemente su desempeño y ha podido innovar en algunos pasajes gracias a la posibilidad tocar con casi tres baquetas al mismo tiempo. La parte autónoma del brazo robótico está en una de las baquetas, que aprovecha la inteligencia artificial, un micrófono y un acelerómetro para captar el ritmo que está marcando el baterista y crear un ritmo y melodía complementarios. Sí, una genialidad, pero las posibilidades van mucho más allá de una legión de bateristas ciborgs, pues un tercer brazo mecánico podría ser utilizado por personas sin amputaciones ni problemas para potenciar los alcances de su trabajo complejo y sensible, como astronautas, cirujanos e ingenieros.
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