No quedan dudas de que hay ciertos aspectos éticos por discutir, pero nadie puede negar que las listas de espera para recibir un trasplante de órganos son muy largas. La ciencia busca sin descanso la forma de reproducir órganos funcionales, y en la Universidad de Texas han dado un paso gigantesco con un pulmón humano creado en un laboratorio.
La historia del trasplante como procedimiento médico tiene más de cien años. Los avances han sido extraordinarios, pero los desafíos más importantes siguen estando allí, comenzando por el rechazo del nuevo órgano, y la disponibilidad. La inmunosupresión ayuda a evitar que el cuerpo vea como hostil al nuevo órgano, sin embargo, también tiene sus consecuencias, mientras que el acceso a los órganos simboliza, en la gran mayoría de los casos, la muerte de otra persona. En consecuencia, varios expertos alrededor del mundo tienen como objetivo la reproducción artificial de órganos compatibles. Una de las noticias más recientes en ese aspecto llega a través de la Universidad de Texas, donde un grupo de investigadores logró crear un pulmón humano con un procedimiento que demandó cerca de un año de estudios.
El material original (si me permiten usar esa expresión) proviene de los pulmones de dos niños que lamentablemente fallecieron en circunstancias traumáticas (como accidentes de tránsito) y cuyos pulmones no eran aptos para trasplante debido al daño. En términos no tan científicos, los investigadores tomaron el primer pulmón y retiraron todas las células, dejando una especie de esqueleto o “andamio”, formado por colágeno y elastina. Luego, utilizaron las células viables del segundo pulmón, y las trasladaron al esqueleto del primero. Tras colocar el conjunto en un fluido con nutrientes especiales y esperar aproximadamente cuatro semanas, el resultado fue un pulmón humano completo, aunque con una densidad un poco menor. Por supuesto, esto no quiere decir que el pulmón funcione, y se necesitarán años de pruebas adicionales para comprobar que estos pulmones hechos en el laboratorio puedan intercambiar gas, y ser utilizados en trasplantes. ¿Cuánto tiempo? Entre diez y doce años. Es mucho, pero hay que seguir adelante.
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