Ahora sí que estamos condenados, y uno que le tenía miedo a la DARPA. Unos estudiantes se han creado una gigantesca medusa autómata que claramente indica el principio del fin para todos aquellos que ya de por sí temen al agua. La bestia del Virginia Tech College of Engineerin tiene un tamaño de casi dos metros de ancho y le hace honor a la medusa león, en cuya forma está basada. Además de asustar a medio balneario, con esta medusa robótica los estudiantes consiguieron demostrar que la eficiencia energética era superior a la de una de menor tamaño.
Los recuerdos del paseo por la cosa en verano, descalzo y con miedo a nada se me desvanecen raudamente. Sin dar pie, nadaba sobre las bravas olas del mar y nada me pasaba, salvo alguna aguaviva o medusa por al lado, dejándome marcado con sus tentáculos y regalándome unas cuantas horas de comezón e hinchazón. Nada fuera de lo anecdótico, pues también nos vengábamos y temerariamente las cogíamos por el lomo para luego depositarlas en la arena. Claro que lo anecdótico su hubiera convertido en traumático si de chico me cruzaba con una medusa león de 1,7 m de ancho. Si ese hubiera sido el caso, quien hoy escribe para ti estaría encerrado en algún loquero del tercermundo. Pero esto no ha pasado y la cordura me ha dado para presenciar y anoticiarte de la gigantesca medusa autómata que unos ingenieros desarrollaron para medir eficiencia y agilidad en los movimientos de las medusas, en pos de mejorar vehículos y dispositivos de espionaje.
Con este robot acuático en forma de medusa, los estudiantes esperan aprender más acerca de cómo se transportan las medusas y del porqué sobre su tamaño. Los primeros resultados ya han demostrado ya que la medusa más grande tiene una eficiencia mayor que una más pequeña ya que utiliza menos energía para recorrer la misma distancia. Desde ahí se desprenderán varias ideas con un sinfín de objetivos. Partiendo de la transportación de los animales llevadas a dispositivos de rescate o acceso a lugares de difícil acceso o directamente como organismos artificiales de espionaje, como una especie de drone submarino. El modelo estudiado está basado en las medusas que se pueden hallar en los océanos del Norte con tamaños tenebrosos y está potenciada con una batería de hidruro de niquel metal que puede ser recargada. La autonomía, dicen los investigadores, es de semanas.
El movimiento está proporcionado por unos brazos metálicos que con agilidad transportan al artefacto emulando bastante bien el movimiento natural de estos seres de las aguas. Su cuerpo, obviamente, está desarrollado con una babosa silicona que tiene más de 1,5m de diámetro. La forma y textura de la capa de silicona es bastante similar a la de las medusas león y logran que la apariencia del movimiento sea aún más realista. En fin. Tétrico y útil a la vez, como las cosas que nos llaman la atención por aquí.
nada mejor que mezclar el trabajo con la diversion!
Ahora es momento de soltarla en una playa atestada de vacacionistas!
Eso es divertirse y hacer lo que te gusta, Genial!!!