Comienza el juicio contra The Pirate Bay

Como estrellas del rock, los responsables del conocido sitio de torrent asisten al juicio que la industria audiovisual sueca les ha impuesto. Están acusados de promover la violación de leyes que protegen los derechos de autor y ayudar a la puesta a disposición de contenidos protegidos. El resultado de este mediático juicio probablemente marcará un antes y un después en el asunto de los copyright en Europa. Ya les tenían ganas a los de Pirate Bay, pero estos chicos son duros de pelar. La persecución de los P2P no cesa, pero la resistencia no ha hecho más que empezar.

Los dueños de esta famosa Web se están convirtiendo en iconos de la cultura digital del siglo 21. Las compañías audiovisuales y los equivalentes a la SGAE en Suecia no han podido soportar más tiempo la impunidad con que estos Robin Hood modernos campan a sus anchas por los bosques cibernéticos y van a tratar de ponerles coto mediante un juicio lleno de ominosas intenciones. Los han llevado a los tribunales con la intención de sacarles hasta el último céntimo y, de paso, meterlos en la cárcel como escarmiento para futuras tentaciones de imitación. Y este mismo Lunes ha dado comienzo uno de los juicios mas mediáticos de los últimos tiempos, donde los letrados tratarán de arrancar de los jueces un veredicto de culpabilidad para los 4 responsables de la conocida Web de torrent, que con 22 millones de usuarios, se perfila desde hace tiempo como la más grande de las grandes. La acusación pide, entre otras cosas, 10 millones de euros como compensación. Además, si salen culpables, podrían tener que cumplir hasta 2 años de cárcel. Al final la suma más probable que solicite el fiscal ronde los 127.000 €.

La Web The Pirate Bay no almacena ningún archivo, ni legal ni ilegal. Simplemente se trata de un sitio donde se enlazan direcciones para que la gente pueda ir a descargarlas a otros lugares. El uso que se le de a esas direcciones dependerá de cada persona, pero la página simplemente trabaja como una especie de buscador y lo único que hace es recopilar esos enlaces. En esta premisa se basan los creadores de la Web para declararse inocentes. Ellos sostienen que no es delito enlazar archivos mientras no se almacene en sus máquinas ningún archivo ilegal. Ya han intentado cerrarles la página en varias ocasiones pero el argumento se muestra tan poderoso que hasta hoy no ha habido manera de anular el sitio. "Ya han tratado de cerrar el sitio una vez y han fracasado. Dejémosles volver a fracasar", declara, seguro de sí mismo, uno de los fundadores del buscador. Los chicos tienen muy claro que su actividad no constituye ningún delito. Es más, en una rueda de prensa anterior al juicio, declaraban orgullosos: "somos los mayores distribuidores de cultura del mundo".

En el segundo día del juicio la acusación ya suda la gota gorda intentando demostrar sus hipótesis inculpatorias. Cuestión que les ha resultado harto complicado pues como los mismos dueños de la Web ya les advirtieron: la Web no almacena contenidos de ningún tipo. Así pues, los cargos iniciales quedan reducidos a la mitad, pues no han podido probar aquello de “la violación de las leyes que protegen los derechos de autor”. Ahora sólo les queda probar con la segunda intentona basada en la "ayuda a la puesta a disposición de contenidos", que esto ya si tiene más posibilidades de prosperar. Los abogados de los dueños de la Web han celebrado este primer descargo como una victoria y ahora se preparan para defenderse de la segunda andanada. La IFPI, la acusación que representa a la industria de contenidos, se ha apresurado a decir que no importan las dificultades técnicas, que la cuestión principal sigue en pie y que los jueces no tardarán en darles la razón (eso creen ellos).

El periódico más famoso de Suecia, Aftonbladet, ha realizado una encuesta entre sus lectores para tantear las opiniones de sus lectores y han encontrado unas cifras realmente espectaculares a favor de los chicos de The Pirate Bay. En el transcurso de pocas horas 60.000 personas participaron en la encuesta. De ese total, 90% opinó que los acusados deberían ser absueltos por el tribunal. El juicio se vive en el país como una fiesta nacional donde los chicos de la famosa Web de torrent son los héroes y los representantes de la industria de contenidos, los villanos. Las calles se llenan de simpatizantes que gritan consignas a favor de los que están sentados en el banquillo de los acusados. Los nombres de los acusados son vitoreados y ensalzados. Todo el mundo conoce a estos jóvenes rebeldes: Fredrik Neij (30), Gottfrid Svartholm Warg (24), Peter Sunde Kolmisoppi (30), y Carl Lundström (48). Desgreñados, informales, en camiseta y con un look desenfadado asisten a su propio juicio entre divertidos y desafiantes. Poseen la firme convicción de que lo que hacen no constituye un delito y que, además, contribuyen al desarrollo de la sociedad. El portavoz de los acusados, Peter Sunde, expresó total confianza en que el tribunal le absolverá a él y a sus compañeros: "Estamos hablando del Estado de Derecho en Suecia, según el cual somos inocentes".

A Suecia se le considera uno de los países más avanzados del mundo, social y culturalmente. Los derechos y libertades allí se hacen más presentes que en ningún lugar del planeta. Por eso resulta interesante observar con atención el desarrollo de este trascendental sumario. Por lo pronto el primer cargo ha sido eliminado de la acusación. Ahora resta saber qué veredicto les espera a los 4 muchachos de The Pirate Bay, que cuentan con la simpatía abrumadora del pueblo. Porque no podemos olvidar que el intercambio de archivos ya se ha popularizado tanto que constituye una parte indisoluble de la sociedad digital. La era de la información ha generado sus propias reglas y sus propias metas. Personas como los dueños de la Web de torrent son la cabeza del ariete que representa la nueva época que estamos viviendo. Veremos a ver qué opinan los jueces de este futuro prometedor que aguarda sus decisiones para tomar un camino u otro. Por lo pronto, a nosotros también nos caen estupendamente estos piratuelos de la bahía.