Ariel Palazzesi
Ubicada en el corazón de lo que ya se conoce como el “Manhattan moscovita”, la torre “Rusia” diseñada por el arquitecto británico Norman Foster será el edificio más alto del continente europeo, con 130 pisos y 612 metros de altura.
Actualmente, el rascacielos más alto del mundo es el Taipei 101 (en Taiwán), que mide 508 metros de altura. Originalmente Foster quería construir un rascacielos más de 1.000 metros de altura, pero Yuri Luzhkov (el alcalde de Moscú) se negó. A pesar del veto del alcalde ruso, el edificio tendrá la nada despreciable altura de 612 metros, suficiente para ser considerado el más alto de Europa.
Al “Rusia” no le dará el tamaño para ser el más grande del mundo, ya que el “Burj” de Dubai, cuya construcción concluirá el próximo año, será un edificio de 807 metros. Sin embargo, con su forma de pirámide y su más de medio millón de metros cuadrados de superficie tiene garantizado un lugar en el podio de las superestructuras.
La torre diseñada por Foster estará emplazada en el centro internacional de negocios "Moscow City”. Este barrio de unas 60 hectáreas, que se encuentra a orillas del río Moscova, es el lugar elegido para levantar unos 15 rascacielos de distinta altura, lo que ha motivado a la prensa para bautizarlo con el nombre de "El Manhattan moscovita".
“Rusia” costará unos 1.500 millones de dólares y su construcción concluirá en 2012. El edificio contendrá un hotel de lujo, un gigantesco centro comercial, varios salones de belleza, instalaciones deportivas, un parque de atracciones, una piscina y un garaje con lugar para casi 4.000 coches.
Moscú posee en la actualidad unos doce millones de habitantes, y posee solamente ocho edificios con una altura superior a los 200 metros. El plan de desarrollo arquitectónico de la ciudad contempla la construcción de unos 200 rascacielos para el año 2015.
Norman Foster es uno de los arquitectos más cotizados del mundo, y entre sus obras se cuentan la Torre de Collserola (telecomunicaciones, 288 metros), construida en Barcelona con motivo de los Juegos Olímpicos de Verano 1992; y el edificio del Kommerzbank (299 metros), en Fráncfort.
