Mi obsesión con el universo post-apocalíptico de Fallout se mantiene intacta, pero ya hemos visto un cyberdeck temático recientemente. Entonces, ¿qué sigue en la lista? Hoy tenemos una terminal retrofuturista de pared, pensada para tareas de domótica. Su diseñador Rick Pannen tuvo la idea de utilizar un Raspberry Pi 400, pero añadió una impresionante cantidad de detalles estéticos que definitivamente lo hacen pasar como un sistema consumido por el tiempo y la humedad…
Muchos proyectos en línea utilizan alguna versión del Raspberry Pi para automatizar tareas en el hogar. Los servicios que buscan simplificar esto suelen desaparecer de la noche a la mañana, dejando a sus usuarios sin servidores remotos, y con dispositivos muy costosos convertidos en pisapapeles. El camino DIY es más complejo, pero evita una pérdida inesperada de funcionalidad ya que controlamos su estructura, y el software abierto brinda una mayor flexibilidad.
Ahora, he notado que la mayoría de los usuarios simplemente esconde al Raspberry Pi en alguna parte, pero eso no fue lo que hizo Rick Pannen. De hecho, lo transformó en una terminal post-apocalíptica de pared que parece sacada del universo Fallout, con muchos detalles visuales fabulosos.
Terminal retrofuturista de pared
Uno de los aspectos más interesantes de este proyecto es que Rick utilizó un Raspberry Pi 400 (al que no vemos con tanta frecuencia), conectado a una pantalla Waveshare HDMI de 7 pulgadas. Esto no sólo vuelve más sencilla su configuración, sino que además no genera tantos dolores de cabeza en lo que se refiere a disponibilidad. Una lente Fresnel adquirida en AliExpress simula el «efecto CRT» en la terminal, y todos los comandos se cargan a puro texto.
La parte más complicada del proyecto es sin dudas la impresión 3D. Rick consumió más de dos kilogramos de filamento, totalizando 75 horas de trabajo en su Bambu A1. Quienes conocen esa impresora saben que su volumen de trabajo no es tan grande, y Rick debió dividir las piezas. Una buena dosis de epoxi, algunos soportes plásticos y varias bandas elásticas fueron más que suficientes para unirlas correctamente.
Para eliminar imperfecciones, sólo hay un camino: Lijar y «dar impresión» hasta que las superficies queden suaves. Una combinación de acabado acrílico para pisos, tierra de jardín, pasta dental, PlastiDip negro, pintura férrica y oxidante sirvieron para «envejecer» la terminal. En resumen, el trabajo de Rick ha sido enorme… pero se ve genial. ¿Mi único detalle caprichoso? Trataría de sacar el logo de Raspberry Pi del teclado. El resto, perfecto.
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Ya sacaron el Pip-Boy es de la marca Bethesda y solo van a vender pocas unidades, ojalá que un maestro constructor nos de la versión DIY pronto.
No sé, amigo Rob… esta hecha en metal esa réplica. 200 dólares no me parece un horror fundamental. Es caro, sí, pero hemos visto cosas mucho peores. Compraría esto antes que un kit Lego, por ejemplo. Aún así, definitivamente espero la versión DIY.