7.062 millones de reproducciones. Olvídate de Gangnam Style, olvídate de Despacito… YouTube tiene un nuevo rey, y es un vídeo para niños. «Baby Shark Dance» apareció en la plataforma a mediados de 2016, y desde entonces, millones de niños alrededor del globo no han podido despegarse de la pantalla, cantando y bailando a un ritmo adictivo. Por supuesto, eso incluye a una legión de padres psicológicamente destrozados… y a prisioneros torturados. No, no estamos exagerando…
Si no habías escuchado hablar sobre Baby Shark hasta ahora, lo primero que debo decir es «lo lamento». Ofrezco mis más sinceras disculpas, y la misma recomendación que hacen millones de padres en todo el mundo: No dejes que tu pequeño vea ese vídeo. ¿Por qué? Es sencillo de explicar: ¿Recuerdas lo que sucedió con Gangnam Style, o con la canción Let It Go de Frozen? Bien, imagina el efecto combinado de ambas canciones… multiplicado por 7.000 millones.
(N. del R.: Una vez más, lo siento)
Baby Shark: Conquistador de YouTube e instrumento de tortura
Al momento de escribir estas líneas, el vídeo Baby Shark Dance publicado en el canal Pinkfong! Kids’ Songs & Stories acumula más de 7.062 millones de reproducciones. Si rastreamos su origen, Pinkfong es la marca educativa de SmartStudy, que a su vez es una subsidiaria de Samsung Publishing Co. Ltd., y que «no» tiene ninguna relación con el Samsung Group (al contrario de lo que reportaron varios sitios colegas). En resumen, es una compañía que publica libros para niños y revistas de informática, y que interviene en ciertas zonas gastronómicas de Corea del Sur.
Pero volviendo al vídeo… En un principio, su contenido es completamente inocuo: Dos niños bailando, «bebé tiburón», «mamá tiburón», «papá tiburón», «abuelos tiburones» y mucho doo doo doo doo doo doo. Ahora, imagina ese patrón repetido hasta el infinito. Un bucle que hiela la sangre de los padres cuando sus retoños se paran frente al televisor LED o toman la tablet a la velocidad del sonido, y sólo murmuran como zombies dos palabras, «Baby Shark». El vídeo debutó a mediados de junio de 2016, y hoy podemos decir con absoluta seguridad que es el número 1 de YouTube. Así es, la canción de un tiburón desplazó a titanes como Despacito, Shape of You (Ed Sheeran), y la bellísima See You Again que sirvió de tributo a Paul Walker.
Sin embargo, la historia de Baby Shark no finaliza con su llegada a la cima. Todo lo contrario: A principios de octubre, dos oficiales penitenciarios de Oklahoma, Christian Miles y Gregory Butler, junto a su supervisor Christopher Hendershott, fueron acusados de conspirar, torturar y aplicar castigos corporales a cinco prisioneros. Dichos prisioneros eran esposados a una pared, y obligados a escuchar de pie la canción «Baby Shark» en sesiones de dos horas. La canción dura un minuto y 45 segundos.
Conociendo un poco la Web, supongo que es cuestión de tiempo para que alguien invente el «Baby Shark Challenge: ¿Puedes escuchar la canción 70 veces seguidas?»
Pues para mí es 1000 veces mejor y mucho mucho muuuucho menos torturante que el 99% de las “canciones” “de verdad” cancerígenas que se escucha por estos lares