Lisandro Pardo
85.000 infectados. Más de 2.900 muertos. Inestabilidad económica. Medidas de emergencia y procesos de cuarentena que se multiplican. En poco más de dos meses, el Coronavirus COVID-19 dejó al mundo de cabeza. Contener el avance de la enfermedad y desarrollar una vacuna lo más rápido posible son las prioridades de los expertos, pero el público tiene otras ideas… que ocasionalmente son consideradas de mal gusto. Una de ellas es CoronaCoin, flamante criptomoneda que adopta al número de infectados y fallecidos como parámetros para establecer su valor.
Las criptomonedas han dado lugar a toda clase de desarrollos. Sin ir demasiado lejos, incluso un meme encontró la forma de abrirse paso en ese particular mercado, aunque las monedas «líderes» siguen siendo las mismas de siempre. En las últimas horas, todas ellas registran una tendencia a la baja, y el nuevo responsable por ese «Flight-to-quality» (algo que también sucedió en el mercado bursátil convencional) es el Coronavirus COVID-19. Sin embargo, la enfermedad no llegó al mundo de las criptomonedas solamente para inyectar preocupación, sino para convertirse en una de ellas. Damas y caballeros… CoronaCoin.
El anuncio oficial apareció en el subreddit EthTrader un par de semanas atrás, pero los medios comenzaron a hablar de la moneda en las últimas horas. Sus datos técnicos revelan que la disponibilidad de CoronaCoins es idéntica a la población humana (7.604.953.650 NCOV). Cada 48 horas, los tokens se «quemarán» dependiendo del número de infectados y fallecidos, por lo que CoronaCoin posee un perfil deflacionario, y no habrá nuevas monedas en el futuro.
En otras palabras, la idea es «apostar» a que la cantidad de muertos e infectados siga creciendo. Uno de sus desarrolladores, que se identifica como Sunny Kemp, explica que algunas personas especulan con el incendio de un amplio número de tokens, aumentando así su valor. Kemp también confirmó que el 20 por ciento de la disponibilidad de tokens estará asignada para donaciones mensuales a la Cruz Roja.
Lógicamente, no fueron pocos los que llamaron a CoronaCoin «de mal gusto» y «amoral», pero la defensa de Kemp es que el Banco Mundial ya hizo algo parecido. Los llamados «bonos de pandemias» fueron emitidos en 2017 después del brote de Ébola, y en cierto modo funcionan como un seguro. Cuando no hay pandemias todos pueden hacer dinero, pero si hay un brote, la idea es que una buena parte de la inversión regrese para combatirlo. ¿Qué sucedió? Perdieron más del 50 por ciento de su valor, y los expertos advirtieron que su mecanismo «no sirve para nada».
El valor actual de CoronaCoin es de un centavo de dólar.
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