Lisandro Pardo
«Algunos hombres sólo quieren ver el mundo arder». Parece mentira que una frase así haya salido de algo tan trivial como una película… pero eso no disminuye su contundencia. La Fundación tiene… varios ejemplares en sus instalaciones con esa característica. Podemos llamarlos básicos, elementales, primordiales, y aún así, detrás de esa supuesta simpleza hay una pureza brutal que los hace extremadamente peligrosos. No hay diplomacia, ni razonamiento. Sólo quieren una cosa, y no se detendrán hasta obtenerla…
Sólo sé que la Fundación lo encontró por primera vez en el verano de 2007. La temporada de incendios forestales era más cruda de lo normal, y al analizar múltiples focos, los agentes concluyeron que había algo anómalo detrás de ellos. Lo tienen en una celda de 5 x 5, reforzada con material ignífugo y rociadores automáticos. Su único privilegio es un pequeño espacio para mantener su forma básica y escapar de la humedad, nada más que eso. Una vez por día recibe su cuota de combustible, y los tipos que entran allí están protegidos de la cabeza a los pies. Parecen robots, deberías verlos.
No sabemos de dónde viene. De algún modo ha logrado evadir a todos nuestros sistemas de detección, y lo único que delata su presencia son las llamas. Desde el punto de vista más básico, SCP-457 es… fuego. Un fuego inteligente, que reacciona con velocidad y determinación apenas encuentra una nueva fuente de combustible… cualquiera. Puertas, paredes, tuberías, el suelo. Tú y yo. Fuego que reconoce su naturaleza, y no tiene ninguna intención de moderar o contener su avance.
En su forma mínima, SCP-457 no es más grande que la llama de un fósforo. La diferencia es que a cada momento trata de «saltar» a una fuente de combustible más abundante. Manos, ropa, cabello. Todo lo que hacer arder es consumido y asimilado, aumentando su tamaño. Pero las llamas no son lo único que crece. SCP-457 se vuelve más inteligente, más astuto con cada cosa que consume. Por algún motivo, cada vez que alcanza un tamaño similar al de un cuerpo humano, adopta nuestra figura general. Sabe lo que somos.
Y puede comunicarse en ese estado. A veces dibuja letras con su propio fuego en las paredes. Y en otras ocasiones… habla. Eso debería ser imposible porque no tiene cuerdas vocales, pero usa aire supercaliente y el sonido de las llamas para crear palabras. Calculo que quieres saber qué sucede si se vuelve demasiado grande. La Fundación no ha logrado identificar el «umbral» por así decirlo, pero llega un punto en el que SCP-457 se divide en dos, y esos dos se vuelven cuatro… ¿puedes ver el riesgo? Sólo un detalle nos separa de un Evento XK: Las instancias de SCP-457 se odian, y siempre tratan de consumirse entre sí, en especial cuando hay poco combustible disponible.
Su comportamiento es predecible… por ahora. Todo lo que busca es adquirir más combustible y esparcirse. Pero está aprendiendo, y muy rápido. Ha saboteado rociadores, tendido trampas al personal, e incluso trató de razonar con ellos para que lo liberen o entreguen más combustible. En la superficie, SCP-457 debería ser muy fácil de contener… pero nada está más lejos de la realidad. No es «una llama», no es «un incendio controlado». Es fuego, vivo y consciente, deseando escapar a cada momento. Un fuego que quiere ver el mundo arder para poder seguir creciendo.
Ahora, imagina si un día las instancias de SCP-457 dejan de pelear. Imagina si un día… se ponen de acuerdo.
CLASIFICACIÓN: EUCLID (KETER POTENCIAL)
