A partir del 1 de enero de 1913, los usuarios del USPS (United States Postal Services) tuvieron la posibilidad de enviar paquetes con un peso máximo de 11 libras (4.98 kilogramos) a través de las oficinas de correo locales. El público no tardó en aprovechar los beneficios de semejante servicio, y con la ausencia de regulaciones precisas, los envíos podían ser muy extraños. Dos casos particulares involucraron a niños, el primero haciendo un viaje de una milla, y el segundo cruzando de Oklahoma a Kansas en tren. Con el paso de los años, muchas imágenes de carteros con niños terminaron en la Web, ¿pero qué tan reales son?
La historia se remonta al 17 de enero de 1913, apenas un par de semanas después de la introducción del nuevo servicio postal. Un artículo del New York Times menciona que el director general de correos fue consultado sobre las especificaciones en el proceso de envoltura para que el envío de un bebé cumpla con los requerimientos. Lamentablemente, el artículo completo se encuentra detrás de un paywall, pero al menos sabemos que el texto en sí no fue un invento.
Dos semanas más tarde, los periódicos volvieron a hablar sobre niños enviados por correo. Uno de ellos aseguró que Vernon O. Lytle, cartero de la ruta rural número 5 en Batavia (Ohio), se había transformado en el primer hombre en aceptar, transportar y entregar un niño como correo. El pequeño, con un peso exacto de 10.75 libras (4.87 kilogramos), fue bien preparado por sus padres, el señor y la señora Beagle, con instrucciones de entregarlo a su abuela, la señora Louis Beagle, quien vivía a una milla de distancia (1.6 km). El costo del envío postal fue de 15 centavos, con un seguro de 50 dólares.
Un año después, el Times regresó al ataque compartiendo la historia de un pequeño enviado por su abuela en Stratford (Oklahoma), a E. H. Staley, una de sus tías en Wellington (Kansas), por vía postal. El niño había pasado tres semanas en la casa de su abuela, y al momento de su entrega llevaba a una etiqueta en el cuello, indicando el costo del envío (18 centavos). Debió recorrer una distancia de 25 millas (40 kilómetros) siguiendo una ruta rural antes de llegar al tren, en el que viajó y almorzó junto a los empleados del correo. Nota: La distancia entre Stratford y Wellington es de 203 millas, en coche.
A partir de allí, otras historias similares surgieron en los periódicos, hasta que un texto del Los Angeles Times (publicado el 14 de junio de 1920) indicó que el director general se vio forzado a confirmar que el envío de niños por correo estaba prohibido, ya que no calificaban como «animales vivos inofensivos sin requerimientos de agua y comida» durante su transporte.
Muchos insisten en que todos los casos fueron trucos publicitarios, bromas repetidas hasta el cansancio, o un poco de «fake news» por parte de los periódicos de la época para estimular su distribución. Ninguna de las imágenes que circulan en la Web con carteros y niños en sus bolsas parece ser legítima, pero el punto es que cien años atrás, evidentemente alguien consideró la posibilidad de colocar un par de estampillas a sus bendiciones y enviarlas por correo…
¿Quieres conocer otras situaciones absurdas del pasado? Mira las «advertencias» para que la gente no muera electrocutada, y las publicidades con médicos recomendando tabaco.
(De nuestros archivos, publicada originalmente en septiembre de 2019, con algunos ajustes.)
Fuentes: Snopes, Smithsonian