El impacto de cualquier meteorito puede recibir rápidamente la atención de los medios no sólo por lo inusual, sino también por su potencial de daño. El bólido de Cheliábinsk fue un recordatorio contundente, pero si deseamos explorar un caso aún más extraño, todas las flechas apuntan a la pequeña ciudad de Sylacauga en Alabama, el 30 de noviembre de 1954. Ese día cayó un meteorito de 5.5 kilogramos, y uno de sus fragmentos golpeó a una mujer de nombre Ann Hodges…
«Que me parta un rayo». Una frase clásica si las hay, sin embargo, ¿cuáles son las probabilidades reales de sufrir un impacto? Lamentablemente, los números varían demasiado. Algunos hablan de 300.000 a 1 por año, otros suben a 700.000 a 1, y 900.000 a 1. Fuentes adicionales indican 12.000 a 1 o 3.000 a 1 en toda la vida (la región tiene una gran influencia), pero hay un mayor acuerdo al calcular el porcentaje de impactos letales, entre el 5 y el 10 por ciento.
Ahora, ¿qué sucede con un meteorito? Las reglas cambian un poco aquí: Las probabilidades de morir a causa de una roca espacial en toda la vida oscilan entre 700.000 a 1 y 1.300.000 a 1. A través de la historia se han registrado múltiples testimonios de impactos meteóricos en seres humanos, pero el primero documentado más allá de cualquier duda sucedió en el año 1954.
Ann Hodges se encontraba en su casa, tomando una siesta en el sofá durante el mediodía del 30 de noviembre. Su vida cambió para siempre cuando un trozo de roca negra de unos 30 centímetros («como un pomelo muy grande») atravesó el techo de la vivienda a toda velocidad, dio contra una radio, rebotó y golpeó de lleno a Hodges en la cadera.
La ciudad de Sylacauga quedó revolucionada de inmediato. Una multitud se reunió en la puerta de la casa, y el esposo de Ann (Eugene) debió entrar a los empujones. Un geólogo federal que se encontraba en la zona indicó que se trataba de un meteorito, pero la gente tenía sus dudas, alimentadas por la paranoia de la Guerra Fría.
Superada por la presencia del público, Hodges terminó siendo derivada al hospital, y la policía confiscó la roca hasta que la Fuerza Aérea confirmó el análisis del geólogo. El reclamo posterior del público fue que la roca quede en poder de la familia Hodges, y así sucedió… al menos por un tiempo.
El problema era que Ann y su esposo alquilaban la casa, y la dueña de la propiedad, Birdie Guy, demandó el fragmento. La gente no estaba de acuerdo, pero la ley sí, y sólo llegaron a un acuerdo extrajudicial con 500 dólares sobre la mesa.
Eugene se convenció de que podía hacer mucho dinero con el fragmento del meteorito, y rechazó una oferta inicial del Smithsonian. Sin embargo, el «premio mayor» nunca se materializó. Dos años después, donaron el meteorito al Museo de Historia Natural de Alabama (sigue allí). Un tiempo más tarde, Ann sufrió una crisis nerviosa, se separó de su esposo en 1964, y murió en 1972 a causa de un fallo renal, con apenas 52 años.
Eugene jamás abandonó la sospecha de que el meteorito y toda la atención «fueron demasiado para Ann». El director del museo Randy Mecredy pareció coincidir con esa interpretación, y consideró a los Hodges como gente sencilla, que no quería escándalos. Me temo que no hay un final feliz aquí…
(N. del R.: Varios portales sugieren que Hodges es «la única» persona en haber sido golpeada por un meteorito, pero en 1992, un joven ugandés vivió algo similar con un fragmento de 3 gramos.)
(Del Archivo de NeoTeo, artículo publicado originalmente el 18 de enero de 2019)
Fuente: NatGeo
No me llevo con las estadísticas, no comprendo esto: “Las probabilidades de morir a causa de una roca espacial en toda la vida oscilan entre 700.000 a 1 y 1.300.000 a 1” … Esto no significa que deberían morir, como mínimo, una persona de cada 1,3 millones a causa de un impacto??
Cómo es que habiendo miles de millones de personas, sólo se conoce un caso en toda la historia?? Y de hecho no está claro si esta persona murió o no por el impacto, por lo que no habría ningún caso…
Me parece que lo que significa es que de cada 1,3 millones de meteoritos que caen, uno mata a alguien.