Cualquier idea de duplicar discos o cartuchos de videojuegos suele ser recibida con furia nuclear por parte de los halcones del copyright… salvo que sean ellos quienes controlan el proceso. A mediados de los años ’90, no era tan sencillo acceder a los últimos títulos debido a la enorme demanda.
La gente de Blockbuster reconoció el problema, y unió fuerzas con Sega of America para crear a Game Factory, una plataforma basada en cartuchos programables de Genesis / Mega Drive que podían recibir juegos on-demand en cuestión de segundos, cubriendo así las exigencias de los clientes. La hipótesis era buena, pero Game Factory no llegó demasiado lejos que digamos…
La situación era bastante común, y al mismo tiempo muy irritante. Visitabas el videoclub, buscabas el último juego para tu consola, y veías que las únicas tres copias habían sido retiradas. «¿Cuándo vuelven?», era la pregunta. «Mañana o pasado», siempre era la respuesta. Dos o tres días de espera, y además nunca faltaba quien se robaba los cartuchos. Algo similar sucedía con las películas en VHS, pero la creación de copias (ilegales, claro) era un poco más sencilla. Los cartuchos presentaban un desafío diferente, para dueños «y» consumidores a la vez.
Game Factory: ¿Te imaginas esto en los ’80?
A principios de los ’90, Blockbuster estaba en la cima del mundo, un hecho que incluso las películas reflejan. A menos que fueras fiel a una tienda pequeña, lo más probable era terminar en una de sus sucursales. Pero el futuro tenía sabor digital, y Blockbuster lo sabía de un modo u otro. Los medios físicos debían colocarse a la altura, y eso hizo que Blockbuster entre en un acuerdo con IBM.
El resultado fue NewLeaf Entertainment. ¿El objetivo? Ofrecer al público música y vídeo on-demand en medios físicos. ¿Quieres el último CD de Michael? La duplicadora lo tendrá listo en minutos. El contenido es descargado vía fibra óptica, con un enlace constante a un mainframe remoto para registrar las ventas. El futuro había llegado… y los gigantes de la industria musical le envenenaron la sopa.
¿Qué pasó con el vídeo? En resumen, demasiado difícil. Exigencias de almacenamiento considerables sumadas a una larga demora en el procesamiento lo volvieron inviable.
¿Qué quedaba? El alquiler de cartuchos de videojuegos, por supuesto. Un monstruo de 1.500 millones de dólares anuales que no paraba de crecer. La demanda era brutal, y había que ser mago para obtener un juego en la primera semana de lanzamiento. La guerra de las consolas de 16 bits estaba en uno de sus puntos más calientes, y Blockbuster presentó su idea a ambos contendientes. ¿Qué sucedió? «Sega does what Nintendon’t».
Nintendo mantuvo su histórica posición anti-alquiler, y rechazó a NewLeaf de inmediato. En cambio, Sega se subió al tren apenas pudo (antes solicitó una prueba de concepto), dando lugar a Game Factory. Cartuchos para Genesis / Mega Drive de 2 y 4 megabytes, programables en 45 segundos o menos. Diez tiendas de Blockbuster en Carolina del Sur sirvieron como terreno de prueba. Sega, Acclaim y Virgin (parte de Blockbuster) fueron los primeros tres en ofrecer sus juegos.
Un poco demasiado tarde
La fase de evaluación para Game Factory se extendió durante el otoño y el invierno de 1994. También había rumores de un lanzamiento nacional, y de sumar compatibilidad con cartuchos Game Gear. Sin embargo, todo terminó en febrero de 1995. Blockbuster disolvió NewLeaf a pesar de haber obtenido resultados positivos. ¿Por qué?
Ignorando las restricciones de licencias, dos razones: La primera es que cada vez más juegos necesitaban hardware especial (Virtua Racing, por ejemplo), y con la copia en el chip programable no era suficiente. La segunda es que el CD-ROM abrió la puerta a las patadas. La PlayStation había debutado en diciembre de 1994 (en Japón), conquistó el mercado en tiempo récord, y la Genesis / Mega Drive vivía sus últimas aventuras.
Además, la reciente adquisición de Blockbuster por parte de Viacom reforzó la idea de que estaba mejor en un mercado al que ya conocía bien. Game Factory desapareció al igual que Blockbuster, pero todavía quedan algunos de esos cartuchos. Si eres coleccionista, ¡no dudes en buscar un par!
Molaría ver el hardware que usaron