A fines de la década del ’60, el fotógrafo Arthur Tress entrevistó a un grupo de niños con un solo objetivo: Que describan sus sueños y pesadillas a través de pequeñas narraciones o poemas. El valor de dichas entrevistas ya era muy importante por sí solo, pero Tress decidió dar un paso más, e invitó a esos niños a reproducir sus pesadillas en la vida real, con ellos como actores. Esto dio lugar a El Coleccionista de Sueños, una publicación del año 1972 repleta de imágenes surrealistas y perturbadoras que cambiaron en gran medida a la fotografía de la época.
El Coleccionista de Sueños fue creado en un período dominado por lo que el propio Tress llamaba «realismo documental» y la fotografía callejera de los años ’60, inclinándose en favor de la fotografía escenificada, una línea similar seguida por su colega y amigo Duane Michals (a quien recomiendo buscar en Google Images). Las imágenes de Tress reflejan cierto minimalismo, sin perder jamás su perfil perturbador, y en varias ocasiones, claustrofóbico. El Coleccionista de Sueños nos hace sentir incómodos, y probablemente esa sea la clave de su éxito.