El Doom se ha convertido en una especie de «Hello World» para los sistemas más inusuales. Desde termostatos hasta impresoras, pasando por cajeros automáticos, la Touch Bar de la Apple Pro y hasta una máquina de ultrasonido, si la plataforma es lo suficientemente abierta, alguien va a ejecutar Doom en ella. ¿Pero por qué el Doom? ¿Qué lo hace tan popular? Más allá de su historia, lo cierto es que Doom cumple con dos o tres condiciones muy atractivas para la comunidad.
Doom. Obra maestra del género FPS si los hay. Pocos juegos lograron presentar un desafío tan brutal en 1993, marcando a una generación entera y ganando su lealtad casi absoluta. El próximo 10 de diciembre Doom cumplirá 25 años (lo que a nivel personal me hace sentir como un fósil), pero los fans se han encargado de que envejezca muy bien. En la actualidad, Doom es la herramienta por excelencia para poner a prueba la flexibilidad de casi cualquier plataforma. Osciloscopios, calculadoras, carteles de publicidad ambulante… si tiene un procesador (más o menos) bien documentado y un poco de memoria, lo más probable es que alguien pueda adaptar Doom para ejecutarlo allí. Ahora, ciertamente existen piezas de software mucho más simples que podrían cumplir una tarea similar, pero aún así, los entusiastas prefieren al Doom. ¿Por qué?
En primer lugar, lo más obvio: Doom es open source. El código se publicó originalmente el 23 de diciembre de 1997 bajo una licencia sin fines de lucro, pero fue en octubre de 1999 que quedó bajo el ala de GPL. Un detalle técnico interesante es que los recursos disponibles pertenecen al port de Doom en Linux, porque el código de la versión para MS-DOS posee un módulo de sonido que se encuentra bajo copyright. Eso nos lleva al segundo punto: Doom está escrito en C (lo que se traduce en un amplio número de herramientas compatibles para su edición y compilación), y la comunidad lo mantiene al día. La cantidad de ports en la Web es impresionante, entre los que se destacan Chocolate Doom (que incluso conserva los bugs) y GZDoom. En ambos casos se necesitan los archivos WAD de los juegos originales, pero una rápida búsqueda en Google te llevará a ellos (como alternativa, puedes comprar Doom Ultimate y Doom 2 por menos de 3 euros, o adquirir Doom 3 BFG Edition, que trae ambos juegos).
Finalmente, sus requerimientos son lo que hoy podemos llamar insignificantes. El texto oficial de la versión shareware del Doom indica como mínimo a un procesador 386 con 4 megabytes de RAM, tarjeta VGA y suficiente espacio en el disco, mientras que el hardware recomendado es un chip 486 y una tarjeta Sound Blaster o compatible. En otras palabras, una fracción del Raspberry Pi Zero sería más que suficiente para ejecutarlo. Con una huella tan ligera, el proceso de adaptación se vuelve mucho más sencillo. A modo de cierre, no dejes pasar la oportunidad de jugar Doom hoy. Todo lo que necesitas está en línea, y funciona hasta en un surtidor de combustible.
https://www.youtube.com/watch?v=v4UYfNz81fM
Papito jugó al doom
Buenísimo.
Doom es el juego con la mejor música que he escuchado, le daba un muy buen ambiente a cada pantalla. Como lamenté que el 3 no trajera música.