La misión IMAGE perteneciente al programa Medium Explorers de la NASA comenzó el 25 de marzo del año 2000. Durante casi seis años, su satélite funcionó a la perfección, pero en diciembre de 2005 interrumpió sus operaciones sin aviso, y la NASA lo declaró perdido. En los últimos días de enero, el astrónomo e ingeniero eléctrico Scott Tilley configuró su estación tratando de localizar a un satélite clasificado, pero lo que encontró fue el llamado del satélite IMAGE, más vivo que nunca.
La historia nos lleva al pasado 8 de enero. Ese día SpaceX lanzó a uno de sus Falcon 9 Full Thrust desde Cabo Cañaveral, equipado con un solo «paquete»: Zuma, también conocido bajo la designación USA-280. Ese código sugiere que tanto el satélite como su objetivo son clasificados, pero sucedió algo inesperado: De acuerdo a los (limitados) datos disponibles, Zuma jamás llegó a su órbita. La primera etapa del Falcon 9 aterrizó sin inconvenientes y operó dentro de los parámetros establecidos, sin embargo, SpaceX se negó a responder cualquier pregunta relacionada con el destino del satélite. Lo mismo sucedió por el lado de Northrop Grumman (quien construyó a Zuma), y para mayor confusión, NORAD aún lo tiene en su lista oficial. Las posibilidades son dos: O Zuma se destruyó, o se encuentra en órbita y tratan de ocultarlo. Eso instala un desafío enorme para algunos entusiastas de la astronomía que están decididos a localizar a Zuma, y Scott Tilley es uno de ellos.
Aunque parezca mentira, lo que encontró con su equipo fue algo muchísimo más interesante que un satélite espía. Al comparar la señal recibida con un catálogo estándar, Tilley determinó que se trata del satélite IMAGE perteneciente al programa Medium Explorers de la NASA. Ese satélite fue declarado perdido por la agencia después de que interrumpiera sus funciones sin advertencia alguna en diciembre de 2005. Los expertos creyeron que a fines de 2007, cuando sus baterías agotaran lo suficiente, IMAGE llevaría a cabo un reset automático, pero eso no sucedió, confirmando así el fin de la misión. Doce años más tarde, Tilley encontró a IMAGE «hablando» como si nada hubiera pasado.
El astrónomo entró en contacto con NASA, y tras el escepticismo inicial, la verificación de los datos confirmó que efectivamente se trata de IMAGE. El siguiente paso es terminar de analizar la telemetría, y desarrollar una nueva plataforma que permita compatibilizar al satélite con los sistemas actuales que utiliza la NASA. En el mejor de los casos, este proceso demorará un par de semanas, pero nadie duda que vale la pena, teniendo en cuenta que la agencia podría recuperar millones de dólares en propiedad, y obtener más ciencia de ese satélite.
A saber la de bombas atómicas que tenemos sobrevolando nuestras cabezas, cual espada colgando de un hilo.