A mediados del siglo XX, las automotrices no dudaron en aprovechar el furor de la ciencia ficción, la exploración espacial y la Era Atómica para crear conceptos que de un modo u otro jugaban con la imaginación de los entusiastas. Uno de los ejemplos más conocidos es el AMC Astra-Gnome, diseñado por Richard Arbib en 1956. El Astra-Gnome fue promocionado como «el coche del tiempo y espacio», en un intento por anticipar cómo serían los automóviles del año 2000.
La edición del 3 de septiembre de 1956 de la revista Newsweek presentó un coche en su tapa… uno como nunca se había visto. El ojo no entrenado probablemente lo haya confundido con una nave espacial personal, muy similar a la que utilizarían Los Supersónicos en sus aventuras algunos años más tarde.
Su nombre oficial era Astra-Gnome, encargado por la American Motors Corporation a Richard Arbib, un diseñador cuyas ideas pasaron por muchos lugares, incluyendo la famosa revista Galaxy Science Fiction, en donde creó dos ilustraciones para nada menos que Isaac Asimov (C-Chute) y Robert A. Heinlein (The Year of the Jackpot).
El Astra-Gnome se convirtió en una especie de lienzo que le permitió a Arbib imaginar cómo serían los coches en el año 2000: Mucho aluminio, una cúpula transparente que daba visión total al conductor (y se abría hacia arriba), amplio interior (su ancho era de 1.83 metros), personalización de los paneles laterales, tapizado de cuero genuino, un «reloj celestial» en el centro del tablero, sistema de audio de alta fidelidad, y mucho espacio para equipaje.
El prototipo fue muy bien recibido por el público en el International Auto Show de 1956, pero AMC jamás tuvo la intención de convertirlo en un vehículo de producción. El Astra-Gnome se esfumó en el aire por casi 25 años, hasta que fue redescubierto en 1980. Gracias a un impecable proceso de restauración, hoy se lo puede apreciar en un museo de California.
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