La digitalización nos permite guardar una gigantesca cantidad de información y acceder a ella de forma casi inmediata, pero esto no siempre fue así. Muchas tareas que hoy son responsabilidad de un ordenador antes debían ser desarrolladas de forma manual, y en algunos casos, recorriendo amplias distancias. Pocos ejemplos son tan contundentes como la Fingerprint Factory del FBI, que en la década del ’40 ocupó más de 700 metros cuadrados, procesando y almacenando huellas digitales.
La historia nos dice que el FBI se formó el 26 de julio de 1908 como el «Buró de Investigación». Con el paso de los años recibió varios ajustes, fue asociado al Buró de Prohibición, se transformó en la División de Investigación, y finalmente en 1935 alcanzó el estatus de servicio independiente dentro del Departamento de Justicia, adoptando el nombre FBI por el que se conoce ahora.
En la década del ’20, el buró apenas tenía un total de 25 empleados para administrar 800 mil huellas digitales, pero todo cambió por completo a partir de 1940. El número de empleados ascendió a 20.000, y la cantidad de huellas registradas superaba las 70 millones. En plena Segunda Guerra, el archivo alcanzó un nivel de saturación tan avanzado que debió ser trasladado a un depósito especial con más de 700 metros cuadrados en la Armería de la Guardia Nacional, en Washington D.C.. El lugar fue bautizado The Fingerprint Factory, y gracias a estas imágenes se puede conocer en detalle.