El comienzo del siglo XXI era algo así como la época del «Far West» para el mundo informático. Todos querían una porción del gran pastel, y una de las compañías que más tracción ganó fue Bonzi Software, que en 1999 lanzó a su asistente digital BonziBuddy. El gorila púrpura se instaló en millones de ordenadores, y con el paso del tiempo, lo que parecía un personaje carismático orientado a los más pequeños finalmente reveló su verdadera identidad como un malware que robaba historiales de navegación, instalaba toolbars y secuestraba páginas de inicio.
La idea de colocar un asistente personal en el ordenador no es precisamente nueva que digamos. Quienes ya tenemos un par de años sobre los hombros aún recordamos el horror de Microsoft Bob, un concepto que Redmond nunca abandonó del todo, y que se vio reflejado en cosas como el Ayudante de Office. Sin embargo, Bob dio lugar a una pieza de tecnología mucho más interesante, Microsoft Agent.
Eso nos lleva a Bonzi Software, compañía creada en el año 1993 por los hermanos Joe y Jay Bonzi. Su primera aplicación fue «Voice E-Mail», que básicamente guardaba voz en un archivo de audio… para luego enviarlo por correo. Pero Bonzi Software tomaría a la Web por asalto en 1999 con su asistente BonziBuddy. La versión inicial usaba al loro Peedy del antes mencionado Microsoft Agent, y unos meses más tarde, lo reemplazó el famoso gorila púrpura que muchos recuerdan, Bonzi.
Bonzi podía leer algunos correos electrónicos, añadir entradas en un calendario, e incluso contar chistes. En otras palabras, Bonzi «hablaba con el usuario», y sus creadores no dudaron en promocionarlo como un ejemplo de inteligencia artificial, la cual «aprendía más del usuario» con su uso extendido. Al mismo tiempo era muy divertido para los pequeños, y el hecho de que fuera gratuito estimuló su adopción.
El supuesto aprendizaje no era otra cosa más que un engaño, y Bonzi Software comenzó a abusar de su popularidad presentando publicidad en la forma de pop-ups. Dichos pop-ups ofrecían otros productos de la compañía, como el «Voice E-Mail» original, y sus dos programas «Internet Boost» e «Internet Alert», que no hacían absolutamente nada.
BonziBuddy cruzó la raya cuando sus pop-ups se volvieron imitaciones de las alertas de Windows, usando falsos botones «X» (algo que Microsoft hizo en su campaña de Windows 10) que nunca cerraban las publicidades. Esto disparó su primer gran conflicto legal en 2002, y aunque llegó a un rápido acuerdo, Bonzi Software debió pagar 170 mil dólares en concepto de costos.
Su situación se complicó aún más en 2004, cuando la FTC estadounidense declaró a Bonzi Software culpable de haber violado la ley COPPA, «Children’s Online Privacy Protection Act». El problema fue que BonziBuddy solicitaba un registro de datos al iniciarse (nombre, dirección y edad), y como una buena parte de su grupo de usuarios eran niños, la compañía terminó obteniendo información de menores sin la autorización de sus padres.
¿Qué hizo Bonzi Software durante ese período? Redoblar la apuesta. BonziBuddy empezó a instalar toolbars en Internet Explorer sin previo aviso, secuestrar la página de inicio para que siempre se abriera el portal de Bonzi Software primero, y extraer detalles sobre el historial de navegación. El simpático gorila púrpura que contaba chistes se transformó en una bomba de malware.
Por suerte, el impacto de las demandas y el creciente rechazo de los usuarios precipitó su caída en 2004… o eso creímos. A decir verdad, BonziBuddy todavía tiene fans, y nadie en su sano juicio niega el poder de la nostalgia. Si alguien está interesado en cargar una máquina virtual con XP y descargar una copia para escuchar sus viejos chistes, puede hacerlo aquí.
tu abuela comio una torta y despues se puso a bailar la macarena y salto del edificio
gracias bro tu opinion me sirbio