Hemos hablado en más de una oportunidad sobre las cámaras réflex, lo que pueden hacer en manos de profesionales, y cuál es su lugar actual frente al avance de soluciones digitales, sin embargo, nunca exploramos su interior, o mejor dicho, cómo funcionan exactamente. La gente de Ilford Photo publicó en YouTube un pequeño corto que nos explica paso a paso el mecanismo de una cámara réflex. Parece demasiado sencillo, pero en su momento, fue algo revolucionario.
La fotografía ha cambiado significativamente desde que aparecieron las primeras cámaras digitales. Tomar una foto se convirtió en algo mucho más casual, lo que en cierto modo provocó una flexibilización en los estándares de calidad. Si a eso le sumamos la verdadera carnicería que cometen las redes sociales con sus algoritmos de compresión y sus filtros, digamos que los fotógrafos profesionales tienen razones de sobra para dar sus cabezas contra la pared. El camino a mejores fotografías comienza con información, acumular datos provenientes de aquellos que llevan algunos años en el ruedo. Tal y como lo hemos dicho con anterioridad, a la fotografía la hace el fotógrafo, pero el fotógrafo conoce bien a sus herramientas. Si tienes la suerte de que en tu hogar hay una cámara réflex esperando a ser usada, ¿por qué no observas este vídeo?
Son apenas 60 segundos, pero nos dicen mucho más de lo que esperábamos. Antes de que la tecnología réflex llegara al mercado, las cámaras portátiles principales contaban con un “viewfinder” separado, que no era del todo satisfactorio para los usuarios. La primera ventaja de las cámaras réflex es que habilitaron la posibilidad de ver a través del objetivo, optimizando la referencia, y por extensión, la precisión. La luz de lo que se desea fotografiar ingresa a través del objetivo, pasa por el diafragma, y es desviada con la ayuda de un espejo hacia el prisma (o pentaprisma), para finalmente llegar al viewfinder, y nuestros ojos. Cuando hacemos el disparo, el espejo cambia de posición (hacia arriba) y deja que la película o el sensor queden expuestos a la luz. El obturador se cierra, el espejo baja, y todo queda listo para la siguiente fotografía.
Es simple, bastante elegante, y definitivamente funciona. De hecho, lleva unos ochenta años entre nosotros, y muchos fotógrafos juran sobre su efectividad. Aún así, la fotografía continúa avanzando, y los modelos “mirrorless” no paran de ganar terreno. ¿Quieres añadir algo más? Los comentarios están abiertos.
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