Noviembre de 1983. Las relaciones entre los Estados Unidos y la Unión Soviética se encuentran en uno de sus peores momentos. La OTAN decide llevar a cabo el ejercicio militar Able Archer 83, y los comandantes soviéticos no tienen mejor idea que malinterpretarlo. ICBM es un juego que te coloca en la piel de un teniente al mando de 50 misiles nucleares. En otras palabras, eres el hombre con el pulgar sobre el botón rojo…
… si es que en verdad existiera uno. Como ya sabemos bien, el despliegue de armamento nuclear requiere múltiples confirmaciones en diferentes etapas, con el objetivo de evitar cualquier error de sistema o falsa alarma. Sin embargo, el mundo era un lugar completamente diferente en 1983. Durante el mes de septiembre, el teniente coronel Stanislav Petrov salvó al mundo al reconocer un supuesto ataque estadounidense como una falla en el sistema de detección…
Pero unos días antes, la Unión Soviética había cometido el terrible error de derribar a un avión comercial coreano, creyendo que era un avión espía. La administración Reagan llamó al incidente «un crimen contra la humanidad» y «un acto de barbarismo, de brutalidad inhumana». De más está decirlo, los altos mandos de ambos países eran el equivalente a nervios expuestos.
Ahí es cuando llegamos a ICBM, un juego desarrollado por la gente de Repvblic Software. Tu misión, si es que decides aceptarla, es asumir el mando de 50 misiles nucleares y mantenerte en alerta por ocho horas, listo para responder ante la más mínima provocación por parte de las fuerzas soviéticas. El juego cuenta 2.5 minutos por cada segundo, pero aún así, las misiones están cargadas con una tensión apenas tolerable.
ICBM recomienda jugar con auriculares, y nos sumamos a esa recomendación. Cada sonido del equipamiento y cada ruido extraño incrementa el nivel de alerta. Las pantallas presentan múltiples datos a la vez, y a esto se suman las luces de los estados DEFCON, siempre vigilantes.
La precisión histórica de ICBM es absoluta, y podemos decir esto sin miedo a equivocarnos porque… bueno, todos los que decidan descargar el juego podrán comprobarlo directamente. El pixel art, los anuncios publicitarios de la época y la propaganda política convierten a ICBM en una experiencia maravillosa, con un sentido del humor muy particular.
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