A pesar de las constantes excusas políticas y los recortes de presupuesto, la Luna continúa esperando nuestro regreso. Las últimas novedades nos llevan a Japón, donde su agencia espacial ha anunciado la intención de enviar una misión no tripulada a la superficie lunar, con el objetivo de recolectar datos y desarrollar tecnología avanzada que permita alunizajes suaves de precisión. Este paso podría convertir a la Luna en un trampolín ideal para enviar misiones a Marte.
Cuando hablamos sobre la exploración del Sistema Solar, nuestros pensamientos viajan a toda velocidad hacia el planeta rojo. Marte ya ha recibido lo mejor de nuestro desarrollo tecnológico y nuestra curiosidad, pero no son pocos los que creen que aún tenemos una deuda pendiente con la Luna. El objetivo de las misiones Apolo nunca fue reducir su importancia a cero, sin embargo, esa parece ser la visión de los políticos que aprueban miles de millones de dólares en presupuesto militar, ignorando casi por completo el avance científico. Afortunadamente, las agencias espaciales no bajan los brazos, y demuestran a cada momento su destreza para adaptarse a los recortes más virulentos. ¿Quién quiere llegar a la Luna esta vez? Nada menos que Japón.
Cualquiera podría llegar a la conclusión de que el gobierno nipón tiene una enorme prioridad en la limpieza de los restos radiactivos vinculados al desastre nuclear de Fukushima, pero ni siquiera eso impide a la Agencia de Exploración Aeroespacial local JAXA que anuncie su intención de enviar una sonda no tripulada a la superficie lunar, bajo el nombre SLIM (Smart Lander for Investigating Moon). Los datos disponibles indican que SLIM debería iniciar sus actividades en abril del año 2018, y que la sonda llegará a nuestro satélite gracias al cohete Epsilon de combustible sólido, el cual lleva más de ocho años en desarrollo. Las iniciativas lunares de Japón comenzaron en septiembre de 2007 con el lanzamiento de la sonda Kaguya, estrellándose en la superficie de la Luna casi dos años después (tal y como estaba programado).
De acuerdo a reportes oficiales, el objetivo principal de SLIM será recolectar datos y estimular el desarrollo de nuevas tecnologías para realizar alunizajes suaves, un proceso que en teoría podría convertir a la Luna en una especie de trampolín que facilite el envío de misiones tripuladas a Marte. El presupuesto aún no fue aprobado, pero los primeros cálculos indican un promedio de 15 mil millones de yenes, poco más de 117 millones de euros. Si todo sale bien, Japón se unirá al selecto club formado por Estados Unidos, China y Rusia, los únicos tres países que hasta ahora lograron enviar con éxito sondas no tripuladas a la Luna.
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