Recientemente presentamos la iniciativa de un barrio alemán para «vengarse» de los que cubren sus calles con orina. Hoy, nos encontramos con una propuesta diferente, que busca reutilizar esa orina y convertirla en electricidad. El proyecto se llama Pee Power, y fue creado por la UWE Bristol. Este prototipo de urinario tiene como objetivo comprobar la eficiencia de las llamadas celdas de combustible biológicas, y se espera que sea de gran ayuda en zonas de desastre e instalaciones temporales.
No es la primera vez que nos cruzamos con la idea de convertir desperdicios humanos en algo útil. Sin ir más lejos, hace poco Bill Gates bebió agua segura obtenida a partir de excremento procesado con una máquina especial, que al mismo tiempo genera energía eléctrica. Sin embargo, es probable que algunos de nuestros lectores recuerden cierto proyecto organizado por la UWE Bristol, en el que se utilizó orina para recargar a un teléfono móvil. Ese proyecto estaba basado en la aplicación de celdas de combustible biológicas, y ya en ese entonces anticiparon que el siguiente paso sería extender la tecnología a un váter (léase inodoro). Bien, ese momento ha llegado. Bajo el nombre Pee Power, los responsables decidieron instalar un urinario equipado con celdas en la parte trasera de un bar.
La orina no hace otra cosa más que estimular el crecimiento bacteriano dentro de las celdas, generando energía bioquímica, que a su vez es convertida en electricidad. Las celdas quedan instaladas debajo del urinario, y gracias a una cubierta transparente cualquier interesado podrá ver de cerca el proceso de conversión. El diseño general del urinario se asemeja a las instalaciones sanitarias que se pueden encontrar en campos para refugiados, un intento por acercar los parámetros de la prueba lo más posible a lo que probablemente sea su próximo entorno de aplicación. Pee Power también cuenta con la colaboración de Oxfam, quien destacó el desafío de llevar energía a zonas remotas, y el abanico de posibilidades que presenta el urinario.
Lamentablemente no hay detalles sobre el rendimiento de Pee Power, pero sus creadores indicaron que los costos de instalación serán relativamente bajos. En promedio, cada celda de combustible biológica cuesta menos de dos dólares, mientras que el sistema entero estaría en el orden de los 900 dólares. Todo parece indicar que el uso de la electricidad estará enfocado en iluminar las instalaciones sanitarias. Las mujeres en los campos de refugiados suelen ser atacadas dentro de los sanitarios por cobardes que aprovechan la oscuridad para ocultar su identidad, pero con una iluminación básica, quedarán completamente expuestos.
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