“Quiero que me dejen sola” es una frase que se atribuye a una famosa actriz sueca, y repetida millones de veces alrededor del globo. Aunque ya hemos visto prácticamente de todo, el misterioso y lejano Japón nos sorprende una vez más con una alternativa a esa demanda: Kakureya. ¿Qué es esto? Básicamente, un cuarto de relajación en el que podrás dejar el mundo a tus espaldas por el tiempo que quieras… o hasta que debas ir al baño.
En lo personal nunca tuve problemas al compartir espacios con otras personas, pero entiendo perfectamente a aquellos que no se sienten en paz si no pueden cerrar con llave la puerta por un rato. La gente puede ser muy molesta a veces, en especial si se trata de un familiar (directo o no). Después hay otros aspectos a considerar, como las ciudades muy pobladas. El ejemplo de Tokio es fabuloso para describir esto, ya que registra una densidad de seis mil personas por kilómetro cuadrado. En una ciudad así, imagino que debe ser muy difícil encontrar un lugar para estar solo, asumiendo que sea posible. Las historias de adolescentes encerrados durante largos períodos en sus habitaciones (si no me equivoco, el término oficial es Hikikomori) han llegado a Occidente, y lo que tenemos aquí hoy probablemente sea una opción intermedia para no llegar al extremo de convertirse en un ermitaño moderno.
El nombre es Kakureya, y por lo que puedo apreciar, se trata de un cuarto de relajación comercializado por la gente de Cozy Room. Tiene un metro y medio de alto por 1.2 metros de ancho y 1.25 metros de profundidad cuando está cerrado. En su interior hay estanterías, un espacio dedicado a muñecos de colección, un escritorio, cajones, y un anclaje especial para montar un monitor. Jugar, comer, ver películas, estudiar y trabajar son algunas de las cosas que se pueden hacer dentro del cuarto Kakureya. Lógicamente, el diseño cuenta con varias ranuras de ventilación, y su iluminación está basada en luces LED, lo que debería incrementar la eficiencia y reducir el calor.
Los cuartos Kakureya se hacen a pedido, y la conversión de su precio es algo así como 5.750 euros. Honestamente no tengo ningún problema con la función que intenta brindar el cuarto Kakureya, pero sí estoy convencido de que el precio es una barrera muy difícil de superar, más si tenemos en cuenta a los potenciales clientes, entre ellos adolescentes desempleados que se refugian en videojuegos y reciben críticas diarias de sus padres por haber fallado un examen de ingreso.
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