Las cobayas van a vivir en una planta que simulará las condiciones que se dan en un viaje espacial para conocer si es posible reciclar el ecosistema y vivir largo tiempo en él. Gracias a unas máquinas que ayudarán en la tarea se podrá confirmar la posibilidad de viajes de alta duración por el espacio. Las 40 intrépidas ratas serán las primeras de Europa que realizarán este experimento.
Existen dos elementos fundamentales para lograr que un ser vivo pueda permanecer mucho tiempo dentro de una nave espacial: el oxígeno y el alimento. Si se consigue solventar el problema del reciclaje de estos dos componentes de la ecuación habremos logrados asegurar un viaje casi eterno para los tripulantes de la nave. Para simular las condiciones de vida de un habitante humano, se han escogido 40 ratas que usan el mismo oxígeno que una persona y necesita, más o menos, una cantidad similar de alimento. Para mantener estos peculiares requisitos se ha proyectado un ecosistema artificial, enmarcado dentro del proyecto Melissa de la Agencia Europea del Espacio, que desarrolla la Universidad Autónoma de Barcelona.
Se trata de cuatro reactores que convierten los residuos y desechos de las ratas en dióxido de carbono y nitrato. Estas substancias alimentan a un vivero artificial de algas y plantas que, a su vez, produce la cantidad necesaria de oxígeno para que los animales puedan respirar de forma autónoma. Un viaje a Marte durante 1.000 días requiere llevar unas 30 toneladas de alimentos y oxígeno para la tripulación, un peso imposible de transportar por una nave interplanetaria. Con este sistema, se solventarían los problemas derivados de la carga para sobrevivir. Los animales convivirán en un sistema cerrado durante dos años para comprobar si es posible mantener un ecosistema de auto supervivencia que se extrapolará luego a los seres humanos.
"Es un proceso de reciclaje muy simple que convierte los residuos en oxígeno y que, a su vez, sirve para mantener con vida una plantación artificial de algas comestibles", explicó Peiró durante la presentación oficial del proyecto en la planta Melissa de la UAB. De hecho, el director del plan piloto ha comparado el ecosistema con "la recreación artificial del ciclo de vida de un lago" para explicar la viabilidad del experimento. Aunque el proyecto aún se encuentra en una fase experimental muy temprana, Peiró se muestra muy optimista con este sistema pues afirma que existen grandes probabilidades de que se implante en un futuro no muy lejano. Incluso se ha pensando en la posibilidad de emplearlo en bases lunares y o en estructuras de supervivencia instaladas en otros planetas. Este proyecto, pionero en Europa, despierta tanto interés que hasta la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, ha querido estar presente en su jornada inaugural. A la máxima representante del Ministerio, le parece una iniciativa extraordinaria, destacando la especial importancia que puede tener el proyecto incluso para la economía.