En la Universidad de Delaware, desde hace años están trabajando en un nuevo concepto de coche eléctrico: el V2G. Este auto tiene la particularidad de no ser un carro parásito mientras está detenido en la cochera. Llegas a tu casa, conectas el vehículo a la red y el sistema electrónico de a bordo se encargará de interpretar si puede comenzar a recargar sus baterías o si debe ayudar a la compañía eléctrica durante los momentos de consumo extremo en la ciudad. Por supuesto que una golondrina no hace un verano, pero si en una ciudad miles de autos V2G participaran del proyecto, los consumos de carbón de parte de las usinas se verían regularizados durante todo el año y el beneficio al medio ambiente sería una realidad.
El automóvil eléctrico es un proyecto a futuro que ha llenado cientos de páginas informativas mostrando las mil y una formas en las que el vehículo se conecta a la red domiciliaria o a cualquier sistema que le pueda suministrar energía para su funcionamiento, cargar sus baterías y ya: a rodar. Este ciclo se repite una y otra vez durante la vida útil del vehículo. En contrapartida a esta situación, todos los automóviles, al estar detenidos, no generan ni ofrecen beneficio alguno, ni el auto eléctrico más económico y liviano, ni el más caro a base de combustible fósil. La iniciativa está impulsada desde hace algunos años por Willett Kempton. En el proyecto, el vehículo se conecta a la red domiciliaria mientras está guardado y fuera de uso, entregando (de manera programable) su energía excedente a la red eléctrica, brindando una ayuda a las compañías eléctricas, a cambio de dinero, durante los momentos de consumo energético elevados en la ciudad. Es decir, el usuario le vende energía a la compañía eléctrica. Es obvio que a lo largo del tiempo, la compañía eléctrica termina pagando el valor del vehículo y al usuario le habrá resultado que su vehículo, apto para compartir energía, se habrá pagado solo, ayudando a la comunidad.
La isla danesa de Bornholm, con 40.000 habitantes, a través de un proyecto europeo denominado EDISON (Electric Vehicles in a Distributed and Integrated Market using Sustainable Energy and Open Networks), va a servir de banco de pruebas. Pretenden utilizar las baterías de los vehículos de la isla (en un futuro quieren que todos los coches sean eléctricos) para aprovechar mejor la energía eólica. Los responsables del proyecto estiman que en la actualidad el 20% de la energía de Bornholm procede del viento. Con este sistema de V2G, creen que el aprovechamiento eólico podría llegar hasta el 50%. También algunas compañías eléctricas están estudiando proyectos de V2G. La Pacific Gas and Electric Company (PG&E), con sede en San Francisco (EE.UU.), utiliza varios Toyota Prius de su propiedad en un sistema V2G en el campus de Google, en Mountain View, California. Por su parte, Xcel Energy, con sede en Minneapolis (EE.UU.), experimenta esta propuesta con seis Ford Escape híbridos.
Un enchufe de alta capacidad energética brinda la posibilidad de recargar las baterías en tan sólo dos horas (para una autonomía de 200 kilómetros) y entregar sus remanentes (programables por el usuario) también en poco tiempo. Un segundo sistema de conectores permite una carga lenta de las baterías (12 horas) al mismo tiempo que la entrega de excedentes se ofrece con menor flujo electrónico. Un coche V2G está conectado a través del sistema Internet-Over-Powerline Connection, que se encarga de enviar una señal desde el interior de la computadora del auto a un servidor centralizado que administra el manejo energético de todos los coches conectados a la red, listos para entregar o absorber energía en función del consumo energético de la ciudad. La ventaja inicial de un sistema que pueda conectarse a Internet a través de la misma línea eléctrica elimina el agregado de ordenadores satélites externos o de cableados extras hacia la red que conecta cada usuario a Internet. Este sistema de conexión a la red actúa como intermediario entre el propietario del vehículo y la grilla de empresas de gestión de energía que siempre están tratando de mantener la producción de electricidad a un nivel constante.
Cuando la red necesita más energía debido a un aumento de la demanda, las compañías eléctricas suelen extraer esta demanda de las centrales eléctricas tradicionales, que a menudo son de carbón, quemando enormes cantidades de este mineral. Cuando la red de vehículos basados en este sistema “cooperativo” V2G logre expandirse en forma masiva, la energía podrá extraerse de millones de vehículos conectados en sus casas o en los garajes de las flotas comerciales, como camionetas del Servicio Postal, autobuses, camiones para transporte de cargas y todos aquellos vehículos capaces de brindar apoyo energético en los momentos de picos de consumo. Empresas de gestión de la red eléctrica, como PJM Interconnection, pagan en la actualidad alrededor de 30 dólares la hora cuando un automóvil transfiere energía al sistema eléctrico residencial. Por supuesto que V2G es todavía un concepto nuevo y uno más de los tantos intentos que se gestan día a día buscando un mejor aprovechamiento de la energía y poco a poco está ganando terreno en los Estados Unidos y Europa.
"Hace diez años, esto era sólo un plan. Hoy, es un proyecto real y en 10 años, estaremos produciendo decenas de miles de megavatios de energía de esta manera", dijo Kempton, añadiendo que V2G encontrará de manera muy fácil aplicaciones en los países que están experimentando una rápida escalada hacia una dependencia de la energía eólica y solar, como Dinamarca y Gran Bretaña. Es muy evidente que esta es una tecnología que resultará muy buena para satisfacer una necesidad que hoy tenemos, y hay un creciente interés entre las empresas de automoción para desarrollar vehículos basados en sistemas V2G. AC Propulsion de California ha diseñado un sistema de accionamiento eléctrico para V2G, y los fabricantes de automóviles como Renault/Nissan, Mitsubishi y BMW están produciendo todos sus vehículos eléctricos con un ojo en el mercado V2G, que promete un despegue masivo en cualquier momento gracias a su sistema de funcionamiento cooperativo.