Se acabaron las teorías. Microsoft ha presentado oficialmente a lo que será la próxima versión de Windows… y su nombre es Windows 10. Sí, todavía me estoy preguntando qué es lo que pasó con el 9, pero más allá de la numeración, hay algo que está fuera de toda duda: El gigante de Redmond recogió el guante, y su regreso al escritorio estará cargado con varias funciones.
Uno de los desafíos más grandes para cualquier compañía es reconocer sus errores. Dichos errores pueden estar en un producto, una visión, una política, e incluso una actitud. En general entendemos muy bien lo que Microsoft trató de hacer con Windows 8. Redmond se enfrentó al dilema de unificar sistemas tradicionales con dispositivos móviles, y la tendencia de Windows 8 quedó demasiado marcada hacia la segunda categoría. Aún así, la culpa no pertenece completamente a la nueva interfaz. Windows 8 fue desarrollado bajo las ideas de ciertos elementos dentro de Microsoft, adictos al típico “my way or the highway”, como les gusta decir al otro lado del charco. Hoy, la mayoría de esos elementos han abandonado la compañía. El feedback de los usuarios fue contundente, y lo mismo se extiende al siempre presente entorno empresarial. Dicho de otro modo, es hora de trabajar para Microsoft.
Y así es como llega a nosotros Windows 10. Sí, Windows 10. Tenemos Windows 8, 8.1, un par de updates… y ahora será Windows 10. ¿La explicación oficial? Básicamente, abrir una nueva etapa, y que Windows 10 se transforme en el primer paso dentro de una “nueva generación” de sistemas operativos. Si retiramos el filtro corporativo, el plan no es otro más que tomar distancia de los trabajos anteriores. Con todo lo que atravesó Windows 8.x no puedo culpar a Microsoft, pero recuperar la confianza de los usuarios va a requerir mucho más que saltar del 8 al 10. Como era de esperarse, la primera función a destacar en la lista de Windows 10 es el regreso del menú de inicio, que combina el formato clásico del menú en Windows 7 con algunos aspectos del ex-Metro. Esto debería terminar definitivamente con la “crisis de identidad” que se vio en Windows 8, y con la mecánica de ida y vuelta entre la nueva interfaz y el escritorio.
Ahora, esto no quiere decir que el resto de la interfaz haya desaparecido. A modo de ejemplo, una tablet híbrida con un teclado conectado cambiará al escritorio, pero cuando el método principal de entrada sea la pantalla táctil, la interfaz se adaptará en consecuencia. Entre el resto de las funciones vemos también otro regreso, el de la búsqueda, que aparecerá en el menú de inicio y en la barra de tareas. El concepto de “sólo comienza a tipear” en Windows 8 era muy poco intuitivo, y terminó funcionando bastante mal, pero Microsoft hace volver a la búsqueda en Windows 10, incluso con una pequeña redundancia. Las aplicaciones de la Tienda de Windows ahora se ejecutan dentro de sus propias ventanas (finalmente), la nueva Vista de Tareas busca optimizar el multitasking, los escritorios virtuales están confirmados (esto también era hora), y el “snap” de ventanas se extiende a cuatro aplicaciones a la vez. Lo único que se sabe por ahora de elementos avanzados es el soporte completo para seleccionar, copiar y pegar texto en la consola de sistema. El preview técnico de Windows 10 estará disponible para su descarga en pocas horas, y la versión final apunta a mediados de 2015.
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