¿Te has preguntado alguna vez, viéndote rodeado de bártulos electrónicos que empiezan a fallar —además de querer prenderlos fuego allí mismo—, cosas como: “¿Y todo esto realmente vale la pena?”, “¿Con todo esto soy en verdad más productivo?” o “¿Qué tan distinta sería mi vida sin mi ¡Ay!pad?”. Pues no eres el único. De hecho, varios especialistas ya se lo han planteado seriamente: Desde un Premio Nobel de Economía, hasta el director del MIT Center of Digital Bussiness, por caso.
Todo empezó allá por el año 1987, en plena explosión de la informática, cuando Robert Solow, Premio Nobel de Economía, planteó su famosa Paradoja de Solow en la sección de libros del The New York Times, coronándola con su famosa frase: “La era de la informática está visible en todas partes, salvo en las estadísticas de la productividad”.
Dicho en otras palabras, Solow nos decía que no somos más productivos, ni mejores, ni estamos más cómodos por el hecho de que existan ordenadores. Incluso, sugirió la posibilidad de que podríamos estar mejor sin ellos.
¡Imagínate el revuelo entre los tecnólatras! ¡Horror! ¿Cómo es esto? ¿Que estaríamos mejor sin ordenadores? ¿Y ahora qué hacemos?
Si aceptamos la premisa de que la razón de existir de la informática es que seamos más productivos —entendiendo por ser más productivos que el uso de dispositivos haga más simple nuestra vida diaria, nuestra diversión, los negocios, nuestras relaciones con los demás—, entonces, si pudiéramos medir esta “productividad” antes y después del uso de la tecnología, al utilizarla deberíamos obtener mejores valores, ¿cierto? Pues bien, tanto Solow y estudios posteriores, utilizando este tipo de cálculos, determinaron que no se obtienen mejores valores de productividad por el uso de la tecnología. Incluso, ¡detectaron casos en los que la productividad era menor debido al uso de ordenadores!
Solow nos decía que no somos más productivos, ni mejores, ni estamos más cómodos por el hecho de que existan ordenadores. Incluso, sugirió la posibilidad de que podríamos estar mejor sin ellos.
Y la cosa siguió. En la década del ´90, Erik Brynjolfsson, nada menos que el Director del MIT Center of Digital Bussiness, se hizo popular en el ámbito académico por su famoso artículo sobre la PARADOJA DE LA PRODUCTIVIDAD. En ese artículo, Brynjolfsson (menos mal que existe el cut&paste), hizo notar la aparente contradicción entre los grandes avances en el poder de procesamiento de los ordenadores versus el relativamente lento crecimiento de la economía. Incluso se han desarrollado programas para simular los niveles de productividad.
Ahora bien, suponte que crees estar siendo más productivo por usar tus chirimbolos digitales, ¿estás calculando el tiempo de trabajo que te demandó juntar el dinero para comprarlos?¿Y el tiempo usado en actualizar/ emparchar/ configurar el software dicho dispositivo? ¿El tiempo y dinero utilizado en las visitas al servicio técnico? Y sigue la lista…
En un banco, por ejemplo, un argumento clásico fue que las inversiones en informática acelerarían enormemente los procesos. Por caso, un sistema de facturación puede hacer el mismo trabajo que, digamos, mil contadores trabajando con libros contables, papel y lápiz. ¡Nos ahorramos mil sueldos! ¿Pero cuáles son los costos de adquirir el hardware y software del área de TI de la empresa? ¿Mantenimiento? ¿Programadores? ¿Personal gerencial? ¿Técnicos? ¿Seguridad? ¿Redes? ¿Contratos de soporte? ¿Consumo de energía? ¿Sistemas de refrigeración del datacenter? ¿Dispositivos de backup? ¿Máquinas de café?…
Con el correr del tiempo, fueron apareciendo críticos de Solow, proponiendo que, con la evolución de la informática hacia un commodity, orientada a servicios, con interfaces más fáciles de usar, solo es una cuestión de tiempo para que los resultados comiencen a ser positivos. En los últimos quince años, diversos trabajos se han centrado en determinar el impacto de la informatización en la productividad. Para quien quiera saber más hay mucho en la web, como este estudio…
Resumiendo, ¿puede ser entonces que la tecnología no necesariamente mejore nuestras vidas? Los gadgets que usamos día a día, ¿no tienen sentido? Bueeeno, no importa cuál sea la respuesta, porque de todos modos no queda otra opción que seguir dependiendo de ellos, aunque no queramos. Porque ahora todo está conectado… en red… Y la red es cada vez más compleja… Porque estamos dentro de la matrix. O, peor aún, la matrix está dentro de nosotros.
Tú, lector inquieto, ¿qué piensas de todo esto? ¿No hay afuera? ¿Seguro? ¿Y qué ejemplos tienes de situaciones en donde los ordenadores te hacen la vida más difícil? ¡Envía tus comentarios a ver si consigo responderte antes de que me despidan de NeoTeo por hablar mal de la tecnología!
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