En innumerables oportunidades hemos leído titulares que anuncian la inminente llegada de la televisión holográfica a los escaparates de las tiendas, pero el tiempo pasa y seguimos esperando. ¿Cuál es la razón de esta demora? ¿Es técnicamente viable? ¿Cuánto falta realmente para que este disponible? Como siempre, las respuestas en NeoTeo.
Hace ya más de treinta años veíamos como la Princesa Leia enviaba un mensaje en forma de holograma animado. El director de Guerra de las Galaxias, George Lucas, nos mostraba en su película la posibilidad de representar imágenes en 3 dimensiones que parecían flotar en el aire. Es muy probable que desde el día siguiente del estreno mas de un ingeniero se haya puesto a pensar en como transformar la fantasía mostrada en la película en algo real. Sin embargo, tres décadas mas tarde, el problema sigue sin resolver. ¿Por que?
Para entender la complejidad del problema que deben resolver los diseñadores es necesario comprender perfectamente de que hablamos cuando nos referimos a “Televisión Holográfica”. En los aparatos de televisión convencionales, presentes en nuestros hogares desde hace décadas, la imagen a mostrar se despliega sobre una superficie bidimensional más o menos plana. No importa la tecnología que se emplee: desde los viejos televisores de tubo de rayos catódicos en blanco y negro hasta el más moderno LCD, un televisor solo puede mostrarnos imágenes bidimensionales.
Estamos muy acostumbrados a ver imágenes en 2D, y nuestro cerebro hace un buen trabajo convirtiéndolas en una imagen tridimensional. Pero el resultado no puede compararse con la riqueza y las posibilidades que brindaría el disponer de un “televisor” que pudiese mostrarnos las imágenes directamente en 3D.
El problema se presenta al no poder utilizar una “pantalla”, en el sentido tradicional del término, para mostrar las imágenes. Una imagen verdaderamente tridimensional debe poder ser vista correctamente desde cualquier punto, tal como ocurría en Star Wars. Hacer esto es algo sumamente complicado. En primer lugar, y a menos que el sistema generador de las imágenes se encuentre dentro del volumen utilizado como pantalla, el mismo proyector ofrece un “punto ciego” desde donde no se podría ver la imagen.
Pero no es un problema tan grande. De hecho, podemos limitar aun más nuestra pantalla 3D, y suponer que nos bastaría poder ver las imágenes horizontalmente desde unos 270 grados, y desde unos 120 grados en forma vertical. Esto simplificaría seguramente bastante las cosas. Pero aun así, el problema sigue sin ser resuelto, a pesar de haberse propuesto y probado varios sistemas.
En 2005 se presento un producto llamado “CLARO Holoscreen”, en el que la imagen se proyectaba sobre un “telón” transparente de un material similar al celofán. Este celofán estaba plegado en diversos ángulos, y reflejaba en distintas direcciones los haces de luz provenientes del proyector. Esto causaba un cierto efecto tridimensional, pero que no se parecía en nada a lo soñado por George Lucas. Esta pantalla costaba 28 mil dólares, y ya no se encuentra en el mercado.
Algunos meses mas tarde, la empresa norteamericana Actuality Systems presentó “Perspecta”, que permitía ver imágenes 3D en movimiento. La imagen parecía flotar en el aire dentro de un recipiente transparente. El aparato, con un precio de 40 mil dólares, funcionaba a partir de una pantalla circular de 25 centímetros de diámetro, situada dentro de una concha transparente de policarbonato, girando a 15 revoluciones por segundo. Un ordenador generaba las imágenes compuestas por 198 trozos diferentes y se proyectaban sobre las facetas de la pantalla circular. El resultado no era demasiado nítido, y se parecía bastante al video de Leia.
Otras empresas han intentado proyectar las imágenes directamente sobre el aire, valiéndose de una “nube” artificial compuesta por pequeñas gotas de agua. El resultado es mediocre, y el sistema demasiado complicado como para ser comercializable.
En nuestra opinión, el problema de los sistemas propuestos radica en su naturaleza mecánica. De hecho, antes de la invención del tubo de rayos catódico, donde la imagen se genera mediante un haz de electrones lanzados a toda velocidad contra el fosforo que recubre el interior de la pantalla, se había intentado resolver el problema de la transmisión de imágenes mediante sistemas mecánicos. En 1884 Paul Nipkow patentó el llamado “disco de Nipkow”, que en 1910 fue utilizado para transmitir una imagen con una definición de 28 líneas, a 14 cuadros por segundo. Ese era el límite impuesto por el sistema mecánico.
Para que se convierta en realidad, a la televisión holográfica le falta la invención del equivalente 3D del tubo de rayos catódicos. Mientras se siga abordando el problema mediante sistemas mecánicos, los resultados van a ser pobres.
También tenemos que considerar el tema del ancho de banda necesario para poder disfrutar de imágenes tridimensionales. Es imposible saber cuantos datos se necesitan para generar una imagen de televisión en 3D, máxime cuando aun no tenemos idea de cómo funcionaria el sistema, pero es obvio que la cantidad de información necesaria para la representación de una escena que pueda verse desde todos los ángulos posibles es mucho mayor a la empleada por la TV tradicional.
Esto significa que aun resolviendo el problema del receptor de televisión holográfica, habría que desarrollar toda una infraestructura para la distribución de las imágenes, algo que llevará mucho tiempo y dinero.
Por último, todo lo que se ha visto en televisión 3D son imágenes generadas por ordenador, o cortos (cortísimos, diríamos) de video. Nunca una transmisión en vivo, hasta donde sabemos. El problema reside en la captura de las imágenes. Supongamos que tenemos una verdadera TV holográfica en la sala de casa, y estamos viendo un partido de fútbol, sentados a su alrededor. Deberíamos poder ver los jugadores, el estadio y la pelota desde cualquier posición que deseemos, lo que implica un despliegue de cámaras impresionante, y una sincronización perfecta entre todas ellas.
De todo lo expuesto se deduce que pasarán varios años (décadas, en realidad) antes de que podamos sentarnos a cenar viendo las noticias del día en una televisión holográfica. A pesar de los anuncios que inundan la red cada tanto, la televisión en 3D esta aún muy lejos.